NEUQUEN (AN).- El Movimiento Popular Neuquino (MPN) no permitió la apertura del Concejo Deliberante en un claro desplante al intendente Horacio Quiroga (UCR), quien debía inaugurar con un mensaje el período ordinario de sesiones en su último año de gestión al frente de la ciudad de Neuquén.
Al acto no asistieron el gobernador Jorge Sobisch ni su vice, Federico Brollo.
La sesión inaugural fracasó debido a que el bloque en pleno del partido provincial no bajó al recinto y de ese modo bloqueó el quórum legal.
No hay antecedentes de desplantes semejantes de la oposición a un intendente en la provincia ni en la región.
El único funcionario de la provincia que concurrió -y llegó temprano al acto- fue el ministro de Hacienda, Finanzas y Energía, Claudio Silvestrini. Se sentó en primera fila, flanqueado por diputados y funcionarios quiroguistas a quienes les deslizó que no sabía que no asistiría nadie de su partido.
El presidente del cuerpo Martín Farizano campeó el temporal y tras dar por fracasada la sesión por falta de quórum, invitó al intendente a dar el mensaje al público y a los concejales presentes.
Los ediles en el recinto eran los de la UCR, Libres del Sur, Partido Justicialista y Recrear.
Antes se dio tiempo para lamentar la actitud "bochornosa" de los concejales que responden a Sobisch y al candidato a gobernador del MPN en las próximas elecciones, Jorge Sapag.
En la hora y veinte que habló, Quiroga se salió innumerables veces del discurso para cuestionar al MPN, visiblemente ofuscado por el plantón.
Seguro de que estarían escuchándolo "detrás de la cerradura" de la puerta de las oficinas, pidió "salir de la mecánica perversa de la política de que mientras peor es para muchos, mejor es para algunos".
Lamentó la ausencia de "un concejal que fue intendente" (por Luis Jalil) para que escuche como dejó la ciudad en 1999 y cómo la encontrará el intendente que asuma el 10 de diciembre próximo.
Su enojo pareció estar motivado a la falta de correspondencia de Jalil, pues siendo intendente y Quiroga concejal, cada 15 de febrero al abrir las sesiones ordinarias fue tratado "con respeto, más allá de las diferencias".
Quiroga realizó anuncios para este año y dejó en claro que "no emitió bonos innecesariamente ni aumentó irracionalmente la deuda del estado municipal", en comparación con la provincia, al detallar la política que llevó adelante.
Sus simpatizantes, enfundados en camisetas blancas con enormes "Q" y banderas rojas y blancas, lo aplaudieron a rabiar 28 veces y corearon "ya lo ve, ya lo ve, se termina el movimiento popular" y "Pechi gobernador" en innumerables ocasiones.
En ese ínterin, los choferes de taxi liderados por el dirigente emepenista Darío Lucca irrumpían en escena, pero su presencia no fue percibida en el recinto hasta que se escucharon los cascotazos y las corridas con la policía.
Ya despoblado el recinto, los concejales del MPN hicieron su propio acto reivindicativo desarrollando por cuenta propia la primera sesión, basados en el supuesto derecho que les daría ser primera minoría. Dijeron que no asistieron porque fueron "agredidos por la patota radical" y a causa de que Farizano "no respetó el espacio pactado para la barra" del MPN.
El resto del arco opositor interpretó la decisión emepenista como "una manifestación de intolerancia" y de "incapacidad para dar debate". Y relacionó la irrupción de los taxistas con ese hecho político. La opinión generalizada es que se dio aire a Quiroga convalidándolo como el principal adversario político.
El menemista sobischista Horacio Rachid no apoyó a los concejales del MPN: "no se puede con la oposición política afectar a las instituciones" y consideró que "no deja de ser una mancha para el sistema democrático".