Es una parada clave del micro que une San Antonio con Las Grutas, paso obligado para salir del casco céntrico hacia la Costanera en la Tercera Bajada, detrás del casino.
¿Puede ser que ninguna autoridad haya visto el nauseabundo charco que permanece desde hace semanas en la esquina de Viedma y Bresciano a una cuadra del mar?
El desagradable sitio convoca cada hora a entre diez y veinte personas que esperan el colectivo a dos metros de allí, los vehículos pasan por el lugar incesantemente y los turistas que pasean observan con desagrado esa clara evidencia de dejadez.
Todos lo ven, excepto aquellos que deben resolver el problema.