LAS GRUTAS (ASA).- Febrero regala atardeceres inolvidables. Para disfrutar en soledad o con amigos, en el mar o en la arena. Tardes largas con temperaturas muy altas y anocheceres que se resisten a interrumpir tanta luz permiten extender los paseos hasta que los últimos rayos de sol eluden apenas los médanos tras las Piedras Coloradas.

Matrimonios mayores, padres con sus hijos, amigos inquietos y deportistas dedicados inician sus trotes hacia el sur buscando salud para el cuerpo y tranquilidad para el alma. La brisa suave del golfo aporta aire tras la jornada de extenuante calor, que en estos días parece sentirse más que en todo el verano.

Llega un punto en el verano en el que las actividades náuticas agotan, el movimiento desgasta, el bullicio de las bajadas céntricas ensordece y la multitud en la peatonal o en la costanera abruma.

Es tiempo, entonces, de salir a la caza del relax y la emoción, de la contemplación y la paz. Es tiempo de recargar energías para enfrentar el año.

Las cabalgatas silenciosas, acompañadas apenas por el canto de algún pájaro o la alegría de los niños, son una opción ideal para terminar el día de playa bajando las pulsaciones, indagando en los recuerdos y sumando a la memoria imágenes y sonidos, paisajes y momentos, aromas y caricias que provoca el aire del lugar.

El mes de las sensaciones

Febrero es el mes de las sensaciones. Pasó de la euforia y el vértigo de enero a la oferta más contemplativa de este segundo mes, no solamente porque los números marquen que hay algo menos de turistas que hace quince días, sino fundamentalmente porque las pretensiones de estos veraneantes tardíos son diferentes.

Es otro el perfil de quien vacaciona durante esta parte de la temporada. Se observa que busca estimular su espíritu con vivencias emotivas que se incorporen a la memoria fuertemente, más que sumar experiencias que sólo sean recordadas al abrir el álbum con las fotos del verano.

Prefiere el descanso y la meditación a la algarabía y la hiperactividad. Disfruta más de una cabalgata al atardecer con el sonido de las olas como fiel acompañante que de saltar sin pausa al ritmo de la música electrónica.

Las Grutas, no obstante, sigue ofreciendo opciones para todos. Los paradores mantienen sus actividades recreativas y deportivas, la villa no descansa cuando el sol cae mientras la noche se hace cargo de proponer nuevas alternativas.

Pero en la diversidad sobresale esta característica de buscar más el placer relajado que el de la acción y el movimiento.

La llegada de cientos de turistas chilenos, que como cada año optan por vacacionar en febrero, aporta una nueva característica a este lugar.

El recambio de febrero no solamente trajo pieles aún por broncear y miles de turistas en busca de conocer el balneario, sino que le aportó al verano un aspecto más calmo, con muchos visitantes con otro perfil. Turistas que vienen a sacarle a la villa respuestas para otras preguntas.