ROCA (AR).- La cárcel de Roca volvió a ser un infierno anoche.

Un intento de fuga masiva fue descubierto por los guardias de seguridad pasadas las 20.30 y durante tres horas hubo máxima tensión entre los presos y la policía.

Al cierre de esta edición las autoridades del penal no tenían claro cuántos internos se habían escapado, pero se comentaba que al menos dos lograron cruzar las murallas.

Las peores consecuencias del episodio se las llevaron un joven celador, que fue mantenido como rehén hasta último momento y un preso, que en el intento por frenar la fuga recibió disparos de balas de goma en distintas partes del cuerpo.

La situación fue extrema porque al contrario de otros motines, en esta oportunidad los presos llegaron hasta escasos metros de la puerta de acceso a la ex alcaidía, ahora llamada Unidad de Ejecución Penal II.

La situación recién comenzó a distenderse cerca de las 23, cuando los detenidos exigieron la presencia de la prensa como garantía de que no serían reprimidos.

"Río Negro" fue el único medio en ingresar al interior de la cárcel y recibió de manos de la fiscal, Ana Benito, el escrito en el que establecía las condiciones para el trato a la población durante las horas siguientes.

A cambio de esa certeza, los presos liberaron a las 23.25 al agente Millapán, que hasta entonces había permanecido tomado del cuello por varios reclusos, incluso preguntando con desesperación a la fiscal si lo iban a sacar vivo o muerto de su lugar de trabajo.

Muy cerca de la puerta

El escenario principal del conflicto fue el área ubicada a metros de la guardia del penal. La reja que delimita el acceso a los pabellones está a unos 10 metros de lugar donde se atiende el teléfono y a todas las personas que concurren a la unidad.

Esta cercanía y la posibilidad de que el conflicto se profundizara fue la que motivó a las autoridades a cargo del operativo a conformar un cordón de policías en el perímetro del predio, previendo que si alguien lograba atravesar el portón de entrada no pudiera ir más allá del alambrado.

Mientras esto sucedía afuera, alrededor de las 22.15, murallas adentro las negociaciones estaban estancadas.

Una vez frente a las cámaras, el joven Carlos Galera mostró cada una de las heridas que sufrió en medio del accionar de la policía. Este preso fue el único que se mantuvo en el sector donde estaban la cúpula policial, desde el subjefe de la fuerza, Víctor Cufré, hasta los miembros de la Unidad Regional Segunda. Es que allí se encontraba también el médico que lo atendió y que recomendó trasladarlo hacia el hospital, algo que el detenido resistió.

Respecto de las consecuencias hacia el interior, se supo que la flamante enfermería de la cárcel, inaugurada el 31 de agosto pasado, quedó totalmente destrozada y a merced de los internos.

Distintos policías consultados admitieron que la situación se descontroló en los pabellones por la falta de personal para manejar a las 280 personas que están alojadas en el inmueble del norte roquense.

La tensión aumentó cuando ingresó a la cárcel el personal del BORA y los detenidos creyeron que comenzaría una refriega con los uniformados.

Un dato a tener en cuenta es que el intento de fuga y motín se produjo cuando ninguna de las máxima autoridades de la ex alcaidía estaban presentes. El comisario Hugo Cecchini está de vacaciones, en tanto que su segundo, Cristian Villagra, llegó dos horas después del inicio del conflicto. Y fue este uniformado quien consiguió la calma, ingresando a dialogar con los presos y consiguiendo finalmente la liberación del celador.