CIPOLLETTI (AC).- Mandar a los chicos a la colonia de vacaciones no es una decisión fácil para muchos padres. Siempre está presente cierto temor por la seguridad de los niños, sobre todo alrededor de las piletas de natación. La mayoría consulta con otros padres para encontrar el mejor lugar y el que les garantice la mayor tranquilidad. Muchos, finalmente, concurren al predio donde funciona y se aseguran de que las condiciones sean las adecuadas.
A pesar de la expansión que desde el sector privado tiene la actividad, el municipio no cuenta con una ordenanza específica que regule las colonias ni realiza controles periódicos para garantizar la seguridad de los chicos que concurren. Esta queda librada, en buena medida, al profesionalismo de los responsables de estos emprendimientos.
Las motivos para enviar a los más chicos de la familia a una colonia son muchos. Sin embargo, los que más pesan son dos: el trabajo de los padres durante los meses de vacaciones escolares y una actividad que aleje a los niños del aburrimiento.
Los comentarios que más escuchan los papás, apenas concluidas las clases, es "qué puedo hacer" o "estoy aburrido". Otros, se sientan frente a las computadoras o el televisor.
En Cipolletti cada vez son
más los clubes o profesores que ofrecen estos servicios. Actualmente están funcionando alrededor de nueve colonias. Algunas en predios destinados exclusivamente para esta actividad y otras tantas en espacios compartidos.
Desde los organismos gubernamentales son pocos los controles que se realizan. Demasiado pocos si se tiene en cuenta que las colonias están destinadas -en su mayoría- a niños de entre 3 y 13 años. Además, no hay una norma específica que regule su funcionamiento. Tampoco hay estimaciones oficiales sobre la cantidad de niños que concurren y ni siquiera un listado que puedan consultar los padres para saber cuáles son las habilitadas.
Esto es preocupante porque los beneficiarios son menores y el Estado tiene la obligación de velar por su bienestar, más allá de las precauciones que tome cada familia en particular.
Es más, el municipio habilita los centros recreativos y sólo en algunos casos queda explícitamente establecido que allí funcionarán colonias de verano.
Los únicos controles que se realizan durante el período que duran -entre mediados de diciembre y fines de febrero- están a cargo de Salud Pública provincial que se encarga de monitorear los aspectos sanitarios de las piletas de natación.
Por ejemplo, se realizan análisis en el agua de los na
tatorios, que la pileta tenga cerco perimetral, que haya duchas en su ingreso o que los bañistas tengan su correspondiente certificado de salud. También, que tengan un servicio médico así como un seguro que cubra los accidentes que pudieran sufrir los usuarios.
Según el coordinador local del área de Salud Ambiental, Omar Orellana, estos controles se hacen al menos dos veces en la temporada.
Si la proporción entre adultos y niños es la adecuada o si estos adultos están capacitados para realizar las actividades previstas, pareciera no ser motivo de preocupación. Tampoco que en el predio se respeten otros aspectos de seguridad como podría ser -por ejemplo- el estado de los juegos infantiles o que los transportes que llevan a los chicos estén habilitados.
Consultados al respecto, desde la municipalidad informaron que no está prevista la fiscalización de estos espacios y que su función termina con la habilitación desde el área de comercio.
Aclararon, sin embargo, que antes de habilitar los espacios se realiza una inspección en el lugar.
MARIA LUJAN VENIER
cipolletti@rionegro.com.ar
