La pregunta puede derivar en respuestas ingratas, pero la planificación estratégica del desarrollo de la provincia la torna inevitable.

¿Qué debería priorizar el gobierno rionegrino? ¿Las gestiones para terminar el pavimento de la ruta nacional 23 desde la costa atlántica hasta la cordillera o la búsqueda de fondos de Nación para incrementar el presupuesto provincial y unir rápidamente con asfalto el Alto Valle con Bariloche a través de la Línea Sur?

Claro que la ejecución simultánea de los proyectos conduciría al escenario ideal, pero la realidad -revelada en declaraciones de distintos funcionarios durante los últimos meses- muestra un panorama diferente: la obra que permitiría conectar el sur y el norte rionegrino, es decir la pavimentación de los 62 kilómetros entre La Esperanza y Los Menucos, está relegada.

En lo que podría considerarse un dato positivo, la empresa vial del Estado rionegrino, Viarse, anticipó a este diario que el 2007 terminará al menos con 15 kilómetros de la ruta provincial 8 asfaltados.

Sin embargo, a ese ritmo serían cuatro los años a esperar por los pobladores de la Región Sur para llegar a través de una vía segura hasta el Alto Valle.

Y no se trata de una postergación de bajo impacto social. Decenas de personas de distintas localidades de esa zona llegan cada día a ciudades como Roca, Cipolletti o Neuquén, por cuestiones comerciales, de salud y judiciales, entre otras.

Por ejemplo, los hospitales de Maquinchao, Los Menucos, Sierra Colorada y Ramos Mexía, tiene como centro de cabecera al "Francisco López Lima" de Roca y la mayoría de las transacciones comerciales de la zona se realizan con referentes de ciudades valletanas.

Para tener en cuenta el pensamiento de la comunidad, una encuesta realizada por este diario entre 30 autoridades, dirigentes, comer

ciantes y vecinos de esa zona arrojó un resultado contundente: el 100 por ciento de los entrevistados ubicó como "muy necesario" el asfalto para llegar al Alto Valle, inclusive considerando muchos de ellos más importante este proyecto que el ideado para la ruta Nacional 23.

Un camino, múltiples atracciones

La ruta provincial 8 nace a unos 150 kilómetros al sur de Roca, cuando termina el asfalto de la ruta provincial 6, en el punto donde ésta se desvía hacia el paraje Chasicó. Desde allí, la 8 tiene unos 40 kilómetros de asfalto hasta La Esperanza y otros 62 de tierra hasta llegar a Los Menucos. Luego continúa hasta el paraje Prahuaniyeu, terminando en cercanía del límite con Chubut. Pero la opción es tomar en Los Menucos la ruta nacional 23 para seguir, pasando por Jacobacci, hasta Bariloche.

Y este recorrido imaginario es el que permite tomar dimensión sobre el otro eje fundamental que justifica la pavimentación de la ruta 8 a corto plazo, más allá de la cuestión social.

El turismo también sería una fuente de desarrollo, promocionando un circuito que incluso podría comenzar al norte de la provincia, con la villa que crece sobre la costa del embalse de Casa de Piedra, para llegar por al Valle y disfrutar de la "ruta del vino, la manzana y los dinosaurios", atravesar los campos sin dejar de conocer los secretos de la ganadería y deslumbrarse con los paisajes de la precordillera antes de llegar a Bariloche.

Hay que recordar que actualmente, si alguien quiere llegar por asfalto a la zona andina, partiendo o pasando antes por el Alto Valle, debe entrar a la provincia de Neuquén para circular por la ruta 237 y luego reingresar a Río Negro. Y eso implica transitar por un conglomerado de ciudades, con la consecuente demora en el tiempo de viaje.

A principios de este año, los ex intendentes de Roca y el actual mandatario, Carlos Soria, se propusieron impulsar junto al gobierno rionegrino el reclamo a Nación para que ayude a concretar la obra, a pesar de tratarse de un camino provincial.

La respuesta surgió de un fondo de 30 millones, de los cuales se volcará un porcentaje para hacer 15 kilómetros.

Hasta ahora nada se sabe de una inversión provincial para terminar la obra cuanto antes.

Una resignación que alejaría a muchos ciudadanos de la oportunidad del crecimiento a partir de un entorno natural atrapante, como sólo en la Patagonia puede encontrarse.

(AR / AJ)