ROCA (AR).- Una requisa realizada ayer por la mañana en todas las dependencias de la alcaidía de Roca previno una fuga que probablemente se hubiese concretado anoche.

El importante despliegue que convocó a más de 100 efectivos y al grupo especial de seguridad del Servicio Penitenciario que se desempeña en el Penal I de Viedma. Fueron ellos quienes encontraron en la celda 4 del pabellón 1 un boquete al que sólo le faltaba un golpe para derribar los ladrillos que dan al patio.

Se trató del segundo intento de evasión con similar técnica abortado en una semana, recordando que el lunes pasado dos internos lograron romper con facilidad una pared del gimnasio de la unidad, pero fueron descubiertos en el patio.

La repetición de los sucesos generó cuestionamientos -incluso de fuentes policiales- sobre la calidad de las construcciones inauguradas el 31 de agosto pasado.

El operativo de ayer estaba planificado con antelación, tenía la autorización de la Dirección del Servicio Penitenciario Provincial y contó con 54 efectivos llegados de distintas localidades, como Choele Choel, Pomona y Viedma, que se sumaron a otros tantos del Penal local.

Los recientes intentos de fuga abortados -cinco en dos semanas, según informó el jefe de la alcaidía, comisario Hugo Norberto Cecchini- determinaron la necesidad de realizar una inspección total del establecimiento penitenciario, algo que rutinariamente sólo se puede hacer por sectores.

El operativo se inició a las 7 de la mañana, de manera sorpresiva y simultánea en las dos alas del establecimiento y terminó cerca del mediodía.

El boquete fue hallado en la celda 4 del pabellón 1. Estaba debajo de una de las dos mesas de material que están a un costado de las ventanas. Todo indicaría que anoche iba a producirse el intento de fuga.

Del agujero, de unos 40 centímetros de ancho por 25 de alto, se filtraba algo de luz entre los ladrillos y el material. Los 20 centímetros de concreto, hierro y malla habían desaparecido, por lo que sólo restaba un golpe para derribar el ladrillo, alcanzar el patio, saltar el alambrado de 2,40 metros, luego el muro de unos 3 metros para conseguir la libertad.

Según indicó el jefe de la unidad de detención, hubo algunos presos exaltados ante el operativo, pero el único incidente lo protagonizaron los 5 internos de la celda donde fue encontrado el boquete que, al trasladarlos a otra celda, incendiaron algunos colchones y arrojaron agua caliente a un policía.

Estos internos serán separados temporalmente, tal como lo prevé el reglamento ante una falta disciplinaria, para lo cual serán trasladados a Viedma por cuestiones de espacio físico, informó Cecchini.

Sin embargo, desde el Observatorio de Derechos Humanos indicaron más tarde que los trasladados fueron 12 y entre ellos había un menor de edad, situación que generó preocupación.

Los miembros del organismo recorrieron las celdas después del mediodía y describieron que todavía se percibía olor a gases lacrimógenos.

También recibieron de parte de los detenidos denuncias verbales acerca de golpes y de la actuación de personal policial encapuchado.

Cuando fue consultado sobre las razones por las cuales los internos pueden acumular tantos objetos peligrosos, Cecchini explicó que haber trasladado algunos efectivos a la zona de seguridad externa tuvo su lado positivo y es que los últimos intentos de fuga fueron advertidos desde las garitas del muro, pero al mismo tiempo se hace más difícil controlar la aparición de objetos prohibidos o advertir que están realizando un boquete.