RIO COLORADO (ARC)- El padre Iván nació en 1932, en una isla de gran valor estratégico ubicada entre Italia y Croacia, isla que fuera codiciada y disputada por todas las potencias mundiales a lo largo de la historia.
Por ese motivo, la guerra nunca fue palabra desconocida para su pueblo. Entre otras , soportó la invasión francesa en tiempos de Napoleón, la agresión de los turcos que llegaban desde el sur y después de la Segunda Guerra Mundial, pasó a manos de los rusos.
La familia Bezic era típicamente patriarcal. Vivían en un caserón gigante levantado por el abuelo Pedro, un enorme y sólido edificio de cuatro pisos construido en piedra para que albergara a toda la familia y que aún se mantiene en pie.
El padre de Iván era constructor de obra y ante la posibilidad de otra guerra, embarcó para América en 1934. No había trabajo en su tierra y los que podían buscaban futuro en Norteamérica o Sudamérica.
Dos años más tarde, el 27 de abril de 1936, Iván y el resto de la familia llegaron al país, más precisamente a Cipolletti. Sin trabajo de constructor, su padre se inclinó por la agricultura, especialmente al cultivo de viñas.
Un día después de llegar al país, Iván con 4 años fue llevado a la escuela 142 para aprender el idioma. A los 9 años, su familia se instaló en General Roca, de la cual recuerda las intensas tarde de fútbol con sus amigos.
Con 12 años ingresó al seminario San Francisco de Sales de Viedma (actualmente llamado Pablo VI) donde sólo permaneció un año, porque después se instaló en La Plata.
A los 21 años descubrió su vocación y el 2 de diciembre de 1956 lo ordenaron sacerdote en el colegio Domingo Savio de General Roca. Pocos días después, para Navidad, ya estaba en Cinco Saltos, su primer destino. Y seis meses después se trasladó a Viedma, donde permaneció hasta el 3 de marzo de 1963, cuando lo nombraron cura párroco de Río Colorado.
Al llegar sólo encontró la capilla de Villa Mitre, mucho tamarisco y un cristianismo primitivo. Y allí empezó su tarea.