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Miércoles 22 de Noviembre de 2006
 
Edicion impresa pag. 25 > Internacionales
Un asesinato pone la crisis libanesa al rojo vivo
Mataron a Pierre Gemayel, ministro de línea antisiria. El ejército salió a las calles ante el pánico y el caos.
Con el crimen de Gemayel suman 14 los políticos antisirios asesinados desde la muerte del premier Hariri en el 2005.
Con el crimen de Gemayel suman 14 los políticos antisirios asesinados desde la muerte del premier Hariri en el 2005.
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BEIRUT (AFP) - El ministro de Industria libanés, Pierre Gemayel, miembro de una dinastía política cristiana maronita, fue asesinado ayer cerca de Beirut, en un nuevo atentado contra personalidades antisirias que agravó la crisis política que vive este país.

El jefe del grupo parlamentario antisirio, Saad Hariri, acusó inmediatamente al régimen sirio de querer "asesinar a todos los hombres libres de Líbano". Siria, por su parte, condenó el atentado, al que calificó de crimen destinado a "desestabilizar a Líbano".

Las exequias del ministro se celebrarán hoy en la catedral San Jorge de los Maronitas, en el centro de Beirut. Varias agrupaciones antisirias convocaron a sus seguidores a participar masivamente en el entierro A nivel institucional, se decretó un duelo nacional de tres días y se suspendieron las ceremonias de hoy con motivo del 63 aniversario de la independencia del país.

La agencia de noticias estatal ANI afirmó que Gemayel murió por disparos contra su convoy en Yaide, al norte de Beirut. Su guardaespaldas Samir Chartuni también falleció en el atentado.

El ministro, de 34 años, casado y con dos hijos, fue asesinado a bocajarro cuando circulaba al volante de su coche en la carretera de Yaide, afirmó un testigo, quien añadió que tres hombres bloquearon primero su coche y luego dispararon. Según una fuente de seguridad, Gemayel falleció en el hospital a consecuencia de sus heridas.

El asesinato profundizó las divisiones en Líbano, en un momento en que Hizbollah y otros grupos aliados con Siria obligaron a renunciar a 6 ministros y planeaban una oleada masiva de protestas encaminadas a derrocar al gobierno del primer ministro, Fuad Saniora a menos que se les conceda una mayor tajada de poder.

Siniora, miembro de la coalición antisiria que gobierna el país desde las elecciones de 2005, que marcaron el inicio del fin de la tutela siria, declaró que "los asesinatos no aterrorizarán" a los dirigentes. "No permitiremos a los asesinos que decidan el futuro de Líbano", añadió.

 

Tribunal internacional

El dirigente aseguró que este nuevo asesinato no hace más que "aumentar la determinación" del gobierno de crear un tribunal internacional que juzgue a los asesinos del ex primer ministro Rafic Hariri, quien perdió la vida en un atentado en febrero de 2005, después de haberse distanciado de Damasco.

A pocas horas del crimen, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el acuerdo para crear este tribunal. Una declaración leída por el presidente del consejo condenó "cualquier intento de desestabilizar el Líbano por medio de asesinatos políticos o actos terroristas'' y expresó el grave temor de que el asesinato del político cristiano Pierre Gemayel podría afectar los esfuerzos "para consolidar la democracia'' en el país.

Unas horas después del atentado, varios hombres armados tirotearon la oficina beirutí de otro miembro antisirio del gobierno, el ministro para los asuntos del Parlamento, Michel Pharaon.

El ejército libanés tomó posiciones en la capital, mientras los amigos y familiares de Gemayel se apresuraron en ir al hospital, expresando a gritos su dolor.

La población, presa de pánico, desapareció de las calles de la capital, que quedaron congestionadas por atascos, dando una impresión de caos absoluto.

Pierre Gemayel, diputado de la mayoría parlamentaria antisiria, era hijo del ex presidente antisirio Amin Gemayel y sobrino del presidente Bashir Gemayel, asesinado en 1982.

Amin Gemayel y el jefe druso Walid Jumblatt hicieron un llamado a la calma, pero la tensión estaba al rojo vivo en la capital, donde simpatizantes del difunto quemaban neumáticos y atacaban los símbolos de la oposición. "Les pido que permanezcan tranquilos (...), no debemos entrar en el juego de los conspiradores, no pediremos venganza", dijo el padre de la víctima.

El jefe de la mayoría antisiria Saad Hariri acusó a Siria del asesinato. "Creemos que las manos de Siria están por todas partes" "Se ha reanudado el ciclo" de asesinatos, añadió, refiriéndose a los 14 atentados perpetrados contra personalidades antisirias desde octubre de 2004, dijo.

La Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas condenaron el atentado, al igual que Irán. Estados Unidos pidió la apertura de una investigación, al tiempo que expresó su apoyo incondicional al gobierno de Siniora.

 
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