A Ezequiel T... lo seducen y lo enamoran los hombres desde que descubrió el deseo, en plena adolescencia, pero durante años vivió su sexualidad en secreto y recién ahora, a poco de cumplir 28, lo puede decir abiertamente a familiares y amigos.

"Fue algo muy natural, la primera vez que miré a alguien con otros ojos fue a un varón", contó Ezequiel. "Yo estaba muy seguro de lo que me pasaba y sabía que iba a ser complicado pero no por mí, porque mi identidad nunca me generó conflictos, sino por el entorno social", continuó.

El primer encuentro sexual de Ezequiel fue con un joven dos años más grande que él, cuando tenía 15 años.

El cortejo empezó como un juego, "buscábamos excusas para sacarnos la ropa", y terminó en un debut atravesado por el placer y la culpa. "Temblaba de emoción y de miedo; fue muy raro -contó-. Yo estoy criado para pensar lo que piensa la mayoría de la gente sobre la homosexualidad y me sentía sucio".

La entrada a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió, le abrió las puertas a un mundo con menos prejuicios, que coincidió con el auge de Internet. Conoció mucha gente y vivió otras experiencias sexuales, pero siempre en silencio: nadie de su entorno -ni su familia, ni sus amigos, ni sus compañeros de trabajo-, sabían nada al respecto e incluso empezaron a preocuparse porque lo veían solitario, no salía con chicas, no iba a fiestas, estaba muy conectado a la computadora.

Cada tanto, aceptaba una invitación social e incluso, salió con algunas mujeres y se acostó con ellas, "pero siempre fue traumático", dijo, porque no tenían que ver con él. A los 25 se deprimió, se cansó del sexo casual, cambió el perfil de las páginas de Internet a las que entraba, dejó de frecuentar algunos lugares y empezó a buscar "terceras citas".

Y lo encontró a Alejandro, un diseñador gráfico con el que está en pareja desde hace un año. "Si alguna vez imaginé con quien quería compartir mi vida, era con alguien como él", dijo y desde hace seis meses, puede asumir públicamente su identidad sexual y vivir esa relación sin secretos. (Télam)