INGENIERO JACOBACCI (AJ).- El temporal de nieve que golpeó a la zona durante julio y agosto pasados sorprendió a los productores que pensaban que el invierno ya había quedado atrás. Si bien se registraron algunas lluvias durante el primer semestre del año, no se pronosticaban grandes nevadas y tampoco tan tardías.

Además la nieve estuvo acompañada por fuertes ráfagas de viento que hicieron que la acumulación supere el metro y medio de altura en algunos sectores, y también por fuertes heladas que mantienen hasta ahora gran parte de esa nieve congelada.

Como paliativo has que destacar que esta situación sólo afectó a una franja de la geografía, ubicada en la zona central, al sur de Río Negro y al norte de Chubut y a más de 1500 metros sobre el nivel del mar. Los productores de esa zona comparan la situación con la vivida en los años 1982 y 1984 cuando las grandes nevadas también causaron miles de muertes de animales y cuantiosos daños económicos, dejaron aislados varios pueblos y parajes de la zona al quedar anegados caminos y rutas y cortado el tendido férreo que une Río Negro desde la Cordillera al Atlántico.

Aunque aquella vez la crudeza del clima comenzó a sentirse con todo su rigor desde mediados del otoño y se pronosticaban inviernos crudos. En esta oportunidad la nieve y el frío llegaron tarde y estuvieron acompañadas de fuertes vientos. Esta situación incrementa los perjuicios porque en esta época las ovejas están en plena gestación y sin poder alimentarse.

Los productores detallaron que por el frío y la nieve los animales se juntan para darse calor unos a otros haciendo especies de rodeos en círculos en pequeños claros que después el viento blanco y la nieve volada van tapando. Allí quedan sepultados y una gran mayoría muere por falta de comida, oxígeno o hipotermia. Otros son rescatados vivos, como está ocurriendo por estos días.