Meros golpes de efecto.

Vistos a la distancia, a esa mínima expresión quedaron reducidos los anuncios realizados por el intendente, Carlos Soria, sobre la municipalización de Casa de la Cultura y el Museo Vintter.

Y hay razones para entender la idea de transferir la Escuela Agropecuaria desde provincia a la comuna como una nueva expresión pública en búsqueda de marketing.

Un dato es real: el CEM 117 transita sin horizonte desde que fue creado el año pasado.

Pero partir de allí directamente a la municipalización significa dar un paso largo y riesgoso.

Hay muchas preguntas con respuestas difusas, por ejemplo cómo haría la comuna para definir planes de estudio, designar docentes, pagar sueldos, costear traslados, brindar asistencia alimentaria para los alumnos.

Porque una verdadera municipalización supone asumir estos y más compromisos. Caso contrario, apenas sería una pátina de eficiencia en la administración de un colegio que mantendrá las mismas deficiencias estructurales en lo pedagógico, salarial o de contención a los adolescentes.

Además, Soria quedó cerca de la contradicción. Nunca aceptó hacerse cargo del mantenimiento escolar en la ciudad, argumentando desconfianza en la provincia a la hora de transferir fondos. Ahora quiere todo un colegio, pero funcionando en base a recursos llegados desde Viedma.

Nadie duda que el intendente de Roca es una usina de ideas y cumplió con muchas promesas.

Pero en pocos meses usó tres veces la palabra "municipalización" y no exhibió una sola carpeta para explicar cómo mejoraría Casa de la Cultura, el Museo Vintter o la Escuela Agropecuaria.

En sus manos están las herramientas para demostrar que cuando habla de mejorar lo que otros hacen mal no construye sólo castillos de arena.

HUGO ALONSO