Mario Pontaquarto, el "arrepentido" que confesó ante la Justicia su participación en el caso de los sobornos en el Senado, aseguró ayer que le causó "alivio" el sorpresivo testimonio de Sandra Montero en coincidencia con sus acusaciones, y sostuvo que esas afirmaciones demuestran que él no es un "fabulador".
A instancias de "Río Negro", Pontaquarto se reunió el domingo pasado con la testigo Sandra Montero, ex colaboradora del ex senador Remo Costanzo, quien el jueves dijo al juez federal Daniel Rafecas que supo de boca de ese legislador que había recibido "nada más que 300 mil dólares" por haber votado a favor de la ley de Reforma Laboral durante el gobierno de Fernando de la Rúa.
El ex secretario parlamentario consideró que el de Montero es "un testimonio muy fuerte y muy contundente" y que en muchos aspectos "coincide" con sus dichos ante la Justicia.
Hace hace tres años, el ex secretario del Senado reflotó el expediente de las coimas al confesar ante la Justicia que fue él el que llevó las "valijas" con el supuesto dinero que se repartió entre algunos legisladores para votar la polémica Reforma Laboral.
"Es un testimonio muy fuerte y, en muchos aspectos, con algunas coincidencias (con sus propias declaraciones) como que el dinero estaba en el despacho del senador, cerrado al vacío", señaló.
Añadió que también "hay coincidencia en fechas, no sólo por lo que ella relata sino coincidencias de llamados telefónicos".
Pontaquarto hizo hincapié en algunos datos que dio la mujer como que "Costanzo estaba enojado porque pensaba que iba a recibir un dinero y recibió otro".
"Esto coincide con lo que dije en la causa, que recibí un llamado de Costanzo (asegurando que) faltaba dinero y yo le dije: 'hablá con (el senador Emilio) Cantarero", otro de los procesados en la causa que lleva adelante el juez Rafecas.
El "arrepentido", tras reflexionar que "seguramente había una pelea entre ellos por la cantidad de dinero, afirmó que los dichos de Montero también reafirman su propia declaración en el sentido de que no sólo aquel día de abril de 2000, en que se aprobó la Reforma Laboral en el Senado, sino al otro "se pagó (la supuesta coima) a otros senadores".
"Esto hace pensar que también hubo distribución al día siguiente en el despacho de Costanzo", deslizó.
Pontaquarto aprovechó para subrayar que el nuevo testimonio prueba que él no es un "fabulador" como le imputaron los legisladores involucrados en el escándalo y, en especial, el propio ex presidente De la Rúa.