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Jueves 17 de Agosto de 2006
 
Edicion impresa pag. 27 > Internacionales
Tirano omnipresente y filonazi, símbolo de una era

El general paraguayo Alfredo Stroessner instauró la dictadura más larga y una de las más férreas de Sudamérica e impuso un culto religioso a su persona en su paupérrimo país, hasta que en 1989 un golpe lo obligó a asilarse en Brasilia, donde falleció.

Hijo de un inmigrante de Baviera y de madre paraguaya, este hombre nacido el 3 de noviembre de 1912 se graduó en la academia militar en 1929 y tuvo una oscura participación en la Guerra del Chaco. Fue escalando posiciones hasta llegar a general a los 40 años, cuando se unió al Partido Colorado. Su toma del poder en 1954 mediante un golpe de estado acabó con el desfile de 44 presidentes desde 1870.

Entre 1954 y 1958, Stroessner fue desmantelando de forma sistemática a la oposición y aplastó cinco intentonas golpistas. En 1958 disolvió el Parlamento porque sus miembros lo habían criticado y en años siguientes aplastó cruelmente a pequeños grupos de paraguayos en el exilio que complotaban desde Argentina para derrocarlo.

Ya en 1954 era conocida su amistad con el líder argentino Juan Perón, a quien dio refugio cuando fue derrocado en 1955. Perón lo visitó al regresar del exilio en 1973.

Apodado "El Rubio", ese hombre imponente de 1,90 metros de altura, estremecía con su presencia hasta a sus colaboradores.

El escritor Augusto Roa Bastos (1917-2005), que a causa de Stroessner tuvo que pasar la mayor parte de su vida en el exilio, lo calificaba de "tiranosaurio" y describió su estilo en la novela "Yo, el Supremo".

Stroessner aparecía en cientos de actos al año para inauguraciones de eventos y otras ceremonias. También solía servir de testigo en matrimonios, incluso de extraños. Su estampa estaba en todos los rincones de Paraguay. Calles, plazas, hospitales, escuelas, pueblos y Hasta Ciudad del Este llevaban el nombre del dictador o sus familiares. Músicos y escritores a sueldo exaltaban su figura. Hasta ideó una religión.

Bajo su férreo mando, Paraguay fue refugio de criminales nazis, entre ellos el macabro médico de las SS en Auschwitz, Josef Mengele. O dictadores como Anastasio Somoza, de Nicaragua, asesinado en 1980 .

Durante su mandato, la policía civil y militar detuvo, torturó y asesinó a miles de opositores, amparados en el estado de sitio que decretó al llegar al poder, y que renovaba cada 90 días. Miles fueron al exilio

A partir de los '60, el régimen logró cierta estabilidad y relativo progreso en un país conocido por su continuo estancamiento económico y turbulencia política.

Stroessner gobernó con una mezcla de fuerza, astucia e influencia. En sus innumerables discursos, que duraban horas, describía detalladamente sus obras públicas, como el embalse de Itaipú.

Conforme fue decreciendo la oposición, el Partido Colorado se convirtió en una gigantesca red política que llegó a todos los rincones del país. Todo el personal militar y funcionarios públicos, incluyendo a los profesores, eran obligados a afiliarse al partido.

Las purgas eran comunes, con miles de informantes denunciando a cualquier sospechoso de cuestionar "al único líder''.

Stroessner fue pieza clave en el Operativo Cóndor, un programa ilegal y secreto para la represión, apresamiento e intercambio de disidentes, del que participaron las dictaduras de Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile y Brasil en los '70.

Líder anticomunista y cercano aliado de EE.UU., Stroessner recibió un duro golpe en 1986 cuando Ronald Reagan le quitó su apoyo oficial. La apertura democrática en Brasil, Argentina y Uruguay asfixió lentamente a su gobierno a partir de 1983.

Los manifestantes y la policía llegaron a enfrentarse en las calles de Asunción, algo impensable años antes. Un segmento del Partido Colorado comenzó a criticarlo.

En diciembre de 1988, Stroessner ordenó una purga de militares y trató de forzar el retiro del comandante más poderoso del ejército, el general Andrés Rodríguez. Rodríguez, consuegro de Stroessner, se rebeló con sus tropas el 2 de febrero. Tras algunas escaramuzas, Stroessner se rindió y se exilió en Brasil, comenzando su decadencia y la de todo su clan. (AP/AFP)

 
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