SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- El temor, la indefensión y los reproches volvieron a ganar la escena en la barda del Ñireco, donde un nuevo desprendimiento de piedras y barro cortó un camino vecinal y sembró la preocupación entre los vecinos.

El derrumbe provocado por la intensa lluvia de los últimos días no causó víctimas y sólo se llevó parte de un precario galpón, pero eso bastó para reciclar las señales de alarma surgidas en el invierno de 2004, cuando dos desmoronamientos similares arrasaron viviendas desocupadas y obligaron a declarar la emergencia en todo el sector.

En la casa que está ubicada justo encima del último derrumbe vive Stella Marys González junto a varios hijos. Uno de ellos, Julián, ocupa con su pareja y un bebé de meses la habitación más próxima a la pendiente. Bajo una lluvia que caía sin pausa, la mujer admitió ayer su angustia por el riesgo que padecen. Pero aun así dijo confiar en la solidez de su casa y se mostró decidida a permanecer allí, pese a las intimaciones del municipio.

Stella Marys dijo estar "indignada" por la falta de soluciones al problema de la barda y criticó a las autoridades "porque en dos años no hicieron nada".

Dijo que el terreno donde están asentados pertenece a su ex marido y se los vendió una inmobiliaria hace 20 años.

La vecina señaló un inquietante arroyuelo que corre junto a la construcción -y que seguramente tuvo buena responsabilidad en el desprendimiento- y dijo que varias veces pidió al municipio que lo entuben "para que no siga comiendo" el terreno, pero no fue escuchada.

Luego de ocurrido el derrumbe, en la tarde del martes, personal de Acción Social del municipio invitó a las cinco familias más afectadas a abandonar sus viviendas y les propuso trasladarlos a un residencial arrendado por el municipio. Pero ninguno aceptó.

Un funcionario negó ayer que vayan a implementar traslados compulsivos. Sólo indicó que a aquellos vecinos que resisten la mudanza les están haciendo firmar un acta para deslindar la responsabilidad del municipio.

Pero al menos Stella Marys González aseguró que no le habían presentado ningún papel con ese contenido. Aseguró que no aceptará ser evacuada sin acordar "muy bien" las condiciones. Se quejó de que le propusieron abandonar su casa y dejar todos sus muebles y pertenencias "en un contenedor".

González dijo que vive hace muchos años en el lugar pero nunca el suelo estuvo tan flojo. Aseguró que en el último tiempo han perdido "mucho material" que colocaban en el patio del estrecho terreno "pero luego en el invierno, en la época de lluvias, todo se caía por la pendiente".

Desde el municipio aseguraron ayer que la calle cortada por el derrumbe en realidad transita por una propiedad privada y no será reabierta hasta el próximo verano. Se trata de una arteria que permite bajar desde la barda hasta el barrio 150 Viviendas, ubicado sobre la ribera misma del Ñireco.

El lugar fue recorrido por el secretario de Obras Públicas, Juan Alvarez, el subsecretario de Planeamiento, Raúl Ferrari y el director de Defensa Civil, Fernando Pantucci. Los vecinos esperaban la presencia del intendente Alberto Icare, pero hasta la

media tarde de ayer no se había acercado hasta el lugar. Los técnicos que revisaron los sitios más críticos atribuyeron el derrumbe a las vertientes, la escurrentía natural del agua de lluvia y los líquidos servidos que derivan de las mismas casas asentadas en la barda.