La gran prevalencia de la diabetes en la población de los países de economías más desarrolladas en EEUU se estima que hay 20 millones de diabéticos ha hecho que sea una de las enfermedades más estudiadas hoy por hoy. En buena parte, por el enorme mercado que representa para la industria farmacológica.

El hecho de que el estado de ánimo y la salud mental influyen en la salud del cuerpo es parte del sentido común. Pero en el caso de la diabetes hay varios equipos de trabajo intentando establecer más claramente las relaciones entre esta enfermedad la diabetes del tipo 2, que es adquirida bajo influencia de la mala dieta y el sedentarismo, entre otros factores de riesgo que se suman a la

predisposición genética y la depresión. Diferentes estudios presentados recientemente en las 66ª Sesiones Científicas de la American Diabetes Association ADA, realizadas en la ciudad de Washington, han dado cuenta de que entre ambas existen ciertas reciprocidades.

En principio, un equipo de investigadores liderado por los doctores Russell Glasgow y

Lawrence Fisher e integrado por especialistas de las ciudades de Denver y San Francisco determinó que si bien no hay una relación orgánica, la cuestión es que el paciente con depresión tiene serios inconvenientes para llevar a cabo las acciones diarias que requiere mantener a raya su diabetes, o su propensión a adquirirla. "El control de la diabetes tipo 2 está íntimamente relacionado con las actitudes personales", confirmaron.

Pero no se trata de un problema que pueda solucionarse así, con la famosa "pastillita", ya que como contrapartida, también se vieron en las sesiones de la ADA los resultados de otro estudio, presentado por el doctor Richard Rubin, de la escuela de Medicina Johns Hopkins de la ciudad de Baltimore, el cual demostró que el consumo de antidepresivos aumenta el riesgo de pa

decer diabetes tipo 2 en las personas prediabéticas.

Este riesgo, explicaron los investigadores que realizaron este último estudio, es significativo aún cuando sean mantenidos a raya otros factores de riesgo, es decir: si controla su peso y si mantiene una baja resistencia a la insulina y una secreción normal de esta hormona por parte de su propio organismo.

Que de alguna manera la depresión influye, los médicos, si no lo habían confirmado, ya lo sospechaban.