El centenar de ataques criminales en los dos últimos días en el estado brasileño de Sao Paulo se ha convertido en un arma de la campaña electoral en Brasil, en la que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva disputa la reelección.

Ante las elecciones generales del primero de octubre, ningún candidato quiere ser involucrado en las fallas de seguridad que ponen en jaque a Sao Paulo, que es el colegio electoral de Brasil que concentra a la industria y las finanzas.

"El gobierno Federal (de Lula) ofrece ayuda (al estado de Sao Paulo) pensando en las elecciones, y el gobierno de (gobernador de Sao Paulo, Claudio) Lembo la rechaza también pensando en las elecciones", afirmó ayer el comentarista político Arnaldo Jabor, al llamar a un esfuerzo político "por encima de los intereses electorales". Lula, que lidera las encuestas con 44% de intención de voto, ofreció ayuda de la nación.

"Los bandidos están aterrorizando Sao Paulo y nosotros tenemos que adoptar medidas", dijo Lula. Pero el gobernador Lembo rechazó esa ayuda.

Alckmin, con 27% de la intención de voto, fue gobernador de Sao Paulo hasta marzo y, por tanto, responsable de la seguridad de ese estado.

El presidente del PFL, principal aliado de Alckmin, Jorge Bornhausen, sugirió que el PT podría tener algún vínculo con los responsables de la violencia, según Folha. El presidente del PT, Ricardo Berzoini, acusó de "oportunista y golpista" a Bornhausen por sus declaraciones.