SAO PAULO (AP) - Al amparo de la oscuridad de la noche del miércoles y la madrugada de ayer, bandas criminales dispararon ráfagas de ametralladoras sobre comercios en Sao Paulo, la ciudad industrial sometida a una nueva oleada de violencia con quema de buses y muertes a tiros.

La policía confirmó que siete personas murieron en distintos ataques. Las autoridades anunciaron además que agentes vestidos de civil estarán a bordo de buses en al menos 20 de las más transitas rutas del transporte y para ayudar a los pasajeros, no para detener a los bandidos, dijo a los periodistas el coronel Elizeu Eclair, comandante de la policía militar de Sao Paulo.

Eclair dijo que las autoridades contabilizaron 106 ataques desde la noche del martes, el miércoles, y la madrugada de ayer . Generalmente los ataques son perpetrados desde motocicletas y sobre las fachadas de comercios cerrados, como bancos, supermercados, tiendas de ventas de autos, objetivos civiles que esta vez parecen haber concentrado la atención de los bandidos.

Las víctimas, sin embargo, siguen siendo principalmente agentes: de los siete muertos, cinco eran de algún cuerpo de policía y de seguridad, según el informe de las autoridades.

La quema de por lo menos 68 buses provocó que ayer compañías privadas dejaran en los estacionamientos parte de la flota de 15.000 transportes de pasajeros que se moviliza diariamente en esta metrópoli de 18 millones de habitantes .

El servicio de metro, tanto como la banca y los comercios, están funcionando normalmente, pero sin los buses -que los bandidos detienen a punta de pistola obligando a los pasajeros a abandonar el transporte para luego quemarlo- los miles de trabajadores de los suburbios de Sao Paulo tuvieron problemas para lograr llegar hasta la ciudad.

Los nuevos ataques se producen cuando la dirigencia política está concentrada en el inicio de las campañas electorales para los comicios del 1 de octubre y Sao Paulo, con 22,2% de los 126 millones de votantes del país, es el primer y más importante colegio electoral de Brasil.

El gobierno brasileño insistió ayer en prestar apoyo contra la violencia . El ministro de Justicia, Marcio Thomaz Bastos presentará una oferta concreta de auxilio y cooperación al gobernador de Sao Paulo, Claudio Lembo, que hasta ahora ha sido reacio a la intervención del gobierno nacional. Lembo ya rechazó la ayuda del gobierno nacional en mayo, cuando se produjo la primera ola de ataques de violentos en Sao Paulo que se saldó con 170 muertes, y volvió a hacer lo mismo la víspera ante una oferta del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Las autoridades de Sao Paulo atribuyen los ataques a que tornaron más estrictas las condiciones de reclusión de los cabecillas del Primer Comando de la Capital (PCC), un grupo delictivo que opera desde las superpobladas cárceles de Sao Paulo.

Creado en 1993, el PCC impone su ley entre 140.000 presos del estado y en mayo desató un baño de sangre cuando sus líderes fueron trasladados a cárceles de máxima seguridad. El PCC coordinó desde el 11 de mayo decenas rebeliones carcelarias simultáneas y ordenó ataques a comisarías. Al cabo de una semana que casi paralizó a Sao Paulo, el saldo fue de 170 muertos, 40 de ellos policías.