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Martes 11 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 30 > Policiales y Judiciales
"La acusación tiene indicios endebles"

NEUQUEN (AN)- "La acusación se basa en indicios endebles y obtenidos de manera demasiado irregular", afirmó en su alegato Gustavo Vitale, defensor de Ricardo Vega Delgado.

Atacó, en primer término, "la supuesta confesión" del imputado, "formulada en estado de ebriedad a una persona con la que tenía confianza" en alusión a Juan Domingo Tapia, "y no ante una autoridad pública, sin recaudos legales y sin asistencia letrada".

Tras recordar que ese tipo de manifestaciones no tienen validez legal, indicó que la fiscalía y la querella "acudieron al embuste de la etiqueta: le sacaron la etiqueta de confesión y le pusieron la de indicio", pero eso no la hace válida.

Respecto del anillo de la víctima que "Cataco" tenía en su poder, "fue secuestrado cinco días después del hecho. Nada se dice de qué pasó esos días. Como mínimo, cabe la posibilidad de que alguien lo haya dejado donde Vega Delgado lo tomó".

Además consideró "una burla a la justicia" que la policía no haya confeccionado en el momento un acta de secuestro dejando constancia de que el imputado tenía ese elemento en su poder, el día que lo detuvieron. El acta se realizó "cinco horas después" y "es falsa, porque consigna cosas que no sucedieron".

En conclusión, Vitale afirmó que "las pruebas de la acusación no demuestran la participación de mi defendido. Algunas no tienen validez, otras no tienen fuerza de convicción, y no desvirtuaron la presunción de inocencia", por lo que reclamó su absolución.

En idéntico sentido se pronunció Jorge Larrea, defensor de Marisol González. Insistió en que la imputada fue la noche del crimen a la casa de Susana Ruminot porque vio ingresar allí a dos personas, una de ellas vestida con una campera verde militar, y después se demostró que Claudio Flores vestía una prenda similar.

Marisol estaba buscando a Flores para que le devolviera sus pertenencias, con las que se había quedado luego de la separación, dijo el abogado.

Esa noche por lo menos dos testigos la vieron y hablaron con ella, ambos policías. Ninguno percibió que tuviera manchada la campera, color blanca, lo que desvirtúa la acusación de que trepó el paredón perimetral de la casa de la víctima. Larrea recordó además que en esa fecha Marisol estaba embarazada y no podía hacer esfuerzos. Y dijo que "sería la primera acusada de hacer de campana que habla con la policía y le pide que la ayuden a entrar a la casa" de la víctima.

También consideró demostrado que desde un mes antes del crimen, Marisol estaba buscando a Flores, según consta en una exposición policial.

"No existe prueba directa que manifieste la responsabilidad de mi cliente", concluyó. Pidió "la absolución de culpa y cargo, y subsidiariamente, por el beneficio de la duda".

 
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