NEUQUEN (AN).- La fiscalía y la querella coincidieron ayer en pedir prisión perpetua para Marisol González y para Ricardo Johnatan "Cataco" Vega Delgado. Los consideraron coautores del asesinato de la docente Susana Ruminot, con dos agravantes: fue cometido con alevosía, porque la víctima estaba indefensa, y a cambio de un precio, porque Marisol le ofreció dinero al "Cataco".

En cambio los defensores afirmaron que no hay pruebas en contra de los imputados, y que los indicios fueron obtenidos ilegalmente, por lo que reclamaron la absolución. La sentencia será leída el lunes próximo a las 8.30.

Con los alegatos pronunciados ayer a la tarde terminó el segundo juicio por el crimen de la maestra de Centenario, ocurrido el 20 de junio de 2002 a la noche en su casa, en presencia de su hija que en ese entonces tenía 2 años y 10 meses. El juicio anterior terminó con la absolución de los acusados porque la Cámara consideró que, tal como dijo ayer la defensa, las pruebas fueron "plantadas". El TSJ anuló esa sentencia y ordenó realizar un nuevo debate con otros jueces.

En su alegato, el fiscal Alfredo Velasco Copello afirmó que la noche del homicidio, Vega Delgado (25) ingresó a la casa de Ruminot (26), la golpeó en la cabeza, ató sus manos a la espalda con una media y la estranguló con la correa de una cartera. Marisol (34) estuvo presente, según el fiscal, y además fue la que ofreció un precio para que su cómplice cometa el crimen.

Señaló que "la única persona que tenía problemas con Ruminot era Marisol González" debido a que la docente había estado en pareja con Claudio Flores, ex novio de la acusada. Tuvo una hija con cada una, pero a la de Susana la reconoció como propia y a la de Marisol no.

Entre otras pruebas, el fiscal mencionó la declaración de Juan Domingo Tapia, a quien "Cataco" le confesó que había cometido el crimen antes de que fuera descubierto el cadáver de la víctima.

Cuando Vega Delgado fue detenido, tenía en su poder un anillo y una pañoleta de la víctima, que había incluso ofrecido en venta a otros testigos. Velasco Copello se preocupó por remarcar la "transparencia" con que fueron obtenidas esas pruebas que la defensa cuestiona.

Respecto de González, algunos testigos dijeron que andaba buscando a un hombre para que le hiciera "un trabajo", y la noche del crimen fue vista merodeando la casa de Susana.

El querellante Gustavo Palmieri dijo, a su turno, que la hipótesis de que González y Vega Delgado fueron los autores es la única posible. "No hay indicios de que haya sido un robo, ni una agresión sexual, ni de que haya actuado una persona que no tuviera una razón" para cometer el crimen. "En este homicidio hay razones, hay motivos, y conducen hacia los imputados", afirmó.

Recordó, entre otros aspectos, que la pequeña hija de Susana siempre habló de la presencia de dos personas dentro de la casa, y enfatizó que "hasta último momento, Marisol pudo evitar el crimen porque ella instigaba a cometerlo".

El otro querellante, Oscar Pandolfi, señaló que la imputada "pensó que el homicidio había que atribuírselo a Claudio Flores" pero "no sabía que a esa hora Flores estaba en Picún Leufú".

Respecto del móvil, afirmó que "Marisol tenía celos, más que de Susana, del fruto de su vientre. No podía soportar que su hijo no fuera reconocido, y que lo fuera el hijo de 'la otra'".