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Martes 11 de Julio de 2006
 
Edicion impresa pag. 27 > Internacionales
La venganza de Putin

El líder terrorista checheno Shamil Basayev ha dejado un rastro de sangre en la historia de Rusia: casi 130 personas murieron en el secuestro que dirigió en un hospital en Busyonnovsk, en el sur del país, en 1995. También se atribuyó la planificación de la toma de rehenes en un teatro moscovita en el 2002, donde murieron 129 de los secuestrados. Otras 90 personas murieron en agosto del 2004 en sendos atentados contra dos aviones de pasajeros. Tan sólo una semana más tarde, se conocía el escalofriante saldo de 331 muertos, gran parte niños, en Beslan.

Este terrorista islamista de 41 años estaba considerado el enemigo público número uno de Rusia.

Su fin supone un éxito para el presidente, Vladimir Putin. "Esta es la respuesta merecida a los bandidos por nuestros niños en Beslan ", dijo el mandatario. Tanto Putin como el líder terrorista tenían en su punto de mira la cumbre del G8 que el fin de semana se celebrará en San Petersburgo. Según el servicio secreto ruso FSB, Basayev planeaba un atentado antes o durante el encuentro. Para el jefe del Kremlin, la muerte del terrorista antes de la cumbre del G8 no podría haberle venido mejor. "Los jefes de Estado y de gobierno van a felicitar a Putin", vaticinó el politólogo fiel al Kremlin Vyatcheslav Nikonov.

Las escasas informaciones acerca de la muerte de Basayev dejan dudas acerca de si realmente, tras años de búsqueda infructuosa, la explosión que lo mató fue casual o dirigida.

Para los chechenos, Basayev encarnaba el fundamentalismo islámico que bajo la presión de la guerra acabó sustituyendo la tradicional devoción mística en el Cáucaso norte. El "combatiente de Dios" Basayev quería erigir un califato en el sur de Rusia. y sus terroristas eran más radicales que los rebeldes independentistas de los presidentes chechenos ultimados Yochar Dudayev y Aslan Masjadov.

El ataque de Basayev a la vecina Daguestán provocó en el otoño (boreal) de 1999 el inicio de la segunda guerra de Chechenia, aquella que permitió a Putin erigirse como el exitoso guerrero en el Kremlin. Basayev era un líder terrorista ambicioso, de gran brutalidad y partidario de grandes golpes de efecto, como el de Beslan.

Para los expertos habrá un debilitamiento decisivo del terrorismo checheno. "Con la muerte de una figura tan prominente, el poder estatal logrará un mayor control allí", dijo Nikonov.(DPA)

 
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