Cuando los jugadores franceses se asomaron uno a uno por el balcón del hotel Crillón de París, la multitud de hinchas franceses esperaban por la figura de David Trezeguet. El jugador, que marró el penal en la definición ante Italia, en definitiva la que significó la derrota para Francia, no pudo contener las lágrimas ante la ovación que le tributaron los hinchas. El jugador, primero se llevó ambas manos a la cara, para luego buscar refugio en el hombro de Thierry Henry.