"No voy a hablar de este tema, porque no lo haré con ustedes antes de reunirme con Abete'', dijo ayer Marcello Lippi, en conferencia de prensa y con la Copa como testigo, cuando se le consultó acerca de su continuidad al mando de la 'azzurra'.
Giancarlo Abete es el vicepresidente de la federación italiana y jefe de la delegación al Mundial.
"Cualquiera que sea mi próximo trabajo, sea con el equipo nacional o no, espero tener la misma relación con los jugadores que tuve aquí", dijo Lippi. "Si uno llega a los 65, 68 o 70 años quizá alguna vez deba tomar la decisión de terminar, pero yo tengo pensado seguir ejerciendo mi trabajo".
Antes y durante el Mundial, Lippi rechazó una prolongación anticipada de su contrato que caduca el 15 de julio.
Existen muchos indicios de que Lippi resolvió hace semanas abandonar el puesto. Considera que él y su hijo Davide recibieron ataques personales en el escándalo de corrupción que mancha al fútbol italiano en lo interno.
Si bien no es objeto de investigación, Lippi fue interrogado por los fiscales antes del Mundial
acerca de las presiones que habría recibido para designar a ciertos jugadores.
Su hijo está siendo investigado por su posición en una agencia de jugadores vinculada con el escándalo. Con o sin él, Lippi dijo que Italia tiene los jugadores que necesita para el Campeonato Europeo del 2008. "Espero que los clubes den a estos jugadores el descanso que necesitan, incluso durante la temporada", dijo el entrenador.