CIPOLLETTI (AC).- "Estábamos los tres nada más", le dijo L. a este diario ayer por la mañana, minutos después de que se presentara en su casa tras el crimen. La chica tenía el rostro desfigurado de llorar y se abrazaba desconsolada a sus familiares y más allegados.

Fue muy poco lo que la menor le comentó a este diario. Entre lágrimas sólo confirmó que estaban Valdez (el novio de su hermana), "Cili" y ella cuando ocurrió el hecho. "El Beto" (hermano de Valdez, que está prófugo de la alcaidía) "no estaba", agregó ante una pregunta realizada por un familiar.

Luego se fue abrazada junto a sus más cercanos y allí dio una versión.

Antes de que llegara la Policía, la chica le dijo a sus allegados que su hermana se había suicidado. Comentó que como "Cili" se quería matar, su pareja Valdez le habría facilitado primero un cuchillo, luego un trozo de vidrio de una botella que habría roto "para que se corte", y finalmente dos revólveres, porque con los anteriores elementos no habría podido concretar su propósito. Dijo que su hermana "se suicidó".

"Es evidente está amenazada"

Pero no le creyeron. "Tiene miedo. Es evidente que está amenazada", comentaban algunas personas cercanas a la menor cuando la policía ya la había llevado en un patrullero para que declarara en la comisaría 24 del barrio Don Bosco.

Los allegados destacaron un dato no menor que oyeron de boca de L. "Me agarraron y me llevaron en un auto", les dijo la menor, dando a entender que alguien más estaba con Valdez. No se sabe si en el momento del crimen o inmediatamente después.

Según su versión, fue llevada en un vehículo hasta el barrio Costa Linda, en Fernández Oro. En la mañana temprano cuando se despertó se encontró sola en ese lugar y se escapó. Desde allí fue en taxi hasta la casa de su madre, en Puente de Madera. Llegó cerca de las 11 y se fundió en un abrazo con su mamá y sus demás familiares.

Minutos después llegó la Policía para trasladarla a la unidad 24. "Yo no quiero ir a ningún lado", "No me pregunten nada", gritaba llorando cuando estaba en el interior del patrullero junto a su madre.

Luego de su aprehensión circuló la versión de que ella se había adjudicado el crimen. Pero la prueba de dermonitrotest dio negativa, demostrando que ni su hermana se suicidó ni ella fue la autora del disparo mortal.

Evidentemente, como decían sus allegados, L. "tiene mucho miedo de contar qué pasó".