El aterrador asesinato de Lucas Ibarrola -un chico de 15 años de Luján- después de ser torturado por haber robado un televisor, generó conmoción por las impresionantes características de la venganza. La jueza de Menores del caso no salía de su estupor frente al hecho, al que calificó de "acto mafioso". Y el gobierno nacional opinó que el crimen fue un "calco" del terrorismo de estado que asoló al país tres décadas atrás.

Ayer un grupo de indignados vecinos incendiaron la casa en Moreno de los padres de los hermanos Romero, detenidos bajo la sospecha de haber sometido a tormentos y virtualmente ejecutado al adolescente en Luján.

Carlos Romero, cabo principal de la Armada; Jorge Romero, suboficial primero de la Armada, y Ramón Romero, fueron apresados por el crimen del adolescente, identificado como Lucas Sebastián Ibarrea, quien anteayer fue encontrado en un descampado calcinado, con tres tiros, uno en la nuca, y con las orejas, la lengua y la nariz arrancadas.

Un grupo de adolescentes, frente a las cámaras del canal de cable Crónica y a periodistas de distintos medios, prendieron fuego la ventana y la puerta de entrada de la humilde casa del barrio de Moreno y luego patearon el ingreso hasta que entraron. Causaron destrozos en el mobiliario e incendiaron totalmente la construcción.

La escena fue transmitida en directo por el canal, y se prolongó por varios minutos, aunque no había presente en ese momento ningún policía en el lugar. Recién cuando el fuego había hecho presa de toda la vivienda, y los autores del incendio habían escapado, llegó una camioneta de la comisaría primera de Moreno con efectivos que llevaban armas largas. Los bomberos no llegaron sino hasta el momento en que la casa ya estaba completamente en llamas.

Es de ese lugar donde dicen que el adolescente asesinado se habría llevado un televisor.

Los dos marinos y el empleado Romero fueron a buscar al chico acusado del robo. primero detectaron a la patota que realizó el robo y dejó al padre de los militares en terapia intensiva por los golpes.

El grupo, al parecer, había señalado a Lucas como el autor de la golpiza. Finalmente encontraron al chico en la casa de su padrino, donde se había refugiado, y se lo llevaron de los pelos en un viejo Ford Falcon color verde.

Los tres hermanos ya detenidos, presuntamente junto a otros individuos torturaron al chico, arrancándole las orejas, la nariz y la lengua y cortándole las manos, tras lo cual lo quemaron vivo y le dispararon tres tiros, uno en la nuca. Se dice, incluso, que terminaron pasándole el auto por arriba del cuerpo.

La jueza de menores que interviene en el caso, Mirta Guarino, llegó al lugar donde dejaron el cuerpo del infortunado chico cuando aún humeaba. Anoche se practicaba la autopsia.

El gobierno definió al asesinato del adolescente como "un calco del accionar del terrorismo de Estado" durante la dictadura militar. Así lo definió el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, quien recibió al abogado Néstor Mangieri, representante letrado de la familia del chico asesinado. "Si todo crimen nos consterna, este crimen horrendo nos produce una mayor repulsa aún. En primer lugar por encontrarse imputados dos agentes públicos de las Fuerzas Armadas a quienes el Estado le confió el uso de armas para la defensa de la Nación y no para el asesinato de ciudadanos. Segundo porque toda la metodología de secuestro y asesinato del joven Ivarrola hasta el uso emblemático del Falcon Verde es un calco del actuar del terrorismo de Estado que asoló a nuestro país".