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Miércoles 28 de Junio de 2006
 
Edicion impresa pag. 30 y 31 > Internacionales
Clima de guerra

Una excavadora erigió una barrera en la entrada del campo de refugiados de Jabalia, en Gaza, mientras los combatientes palestinos, armas en mano, reforzaban el muro y declaraban con determinación que harán frente a los israelíes en caso de ataque.

Dentro del campo se instaló un "cuartel general" para seguir minuciosamente los movimientos de los soldados israelíes que forman parte de la operación militar de represalia tras el secuestro de un militar israelí.

Para "librar la batalla" Jabalia se ha transformado en un campo atrincherado en el que sus habitantes dicen estar dispuestos a oponerse a los israelíes. "Nadie sabe lo que sucederá, porque el ejército israelí no hace distinción entre civiles y militares", deplora Omu Hassan, de 45 años, que se muestra inquieto.

Los niños, por su parte, juegan junto a la excavadora, que prosigue imperturbable su trabajo. "No tenemos miedo de los judíos. Son cobardes. Sus blindados no lograrán entrar en el campo", proclama Ahmed al Ustaz, de 11 años, mientras mira al cielo, recortado por los aviones israelíes de reconocimiento.

"No olvidaremos la masacre de (la familia) Ghalia", asegura Hasan Abu Feriah, de 12 años. "Ellos (los israelíes) están dispuestos a todo: a masacrar, a asesinar", agrega.

El adolescente hacía referencia a la familia Ghalia, que murió en una playa de Sudaniya, al norte de Gaza, en un incidente que los palestinos atribuyen a un disparo de artillería israelí. Para convencer a la población de que están preparados para "hacer frente a toda agresión" israelí, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, que pertenecen al movimiento Fatah del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, multiplican sus desfiles militares dentro del campo y en sus cercanías.

Mientras algunos combatientes toman posición detrás de los muros de sacos de arena, otros simulan "batallas" contra tanques israelíes para impedir que entren en el campo. "Haremos frente con todas nuestras fuerzas a cualquier agresión o asalto sionista, sea cual sea el precio", afirma un combatiente. La mayoría de ellos van armados con metralletas M-16 y kalachnikovs, mientras que otros blanden sus lanzacohetes RPG. En la antigua colonia israelí de Netzarim, evacuada el año pasado por el ejército israelí, Saraya al-Qods, la facción armada de la Yihad Islámica exhibe una decena de candidatos a kamikaze. "Aquí está el coche bomba y aquí los kamikazes. Están dispuestos a oponerse a toda incursión israelí", afirma uno de los jefes del grupo. (DPA)

ADEL ZAANOUN

 
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