CIPOLLETTI (AC).- Primero dijeron que la repavimentación entre Allen y Roca se iba a hacer "en octubre de 2005". Después, "en marzo de este año". Ahora la fecha es "septiembre". Mientras siguen los anuncios, la ruta 65 en este tramo se deteriora cada vez más y los riesgos aumentan. Los pozos afloran entre el desprolijo y desnivelado bacheo, y las banquinas -que en parte del trayecto son inexistentes- parecen ya el borde de un pergamino.

No exento del peligro está el otro tramo que ya fue reparado: Allen-Cipolletti. En este caso el asfalto se mantiene en buenas condiciones tras la repavimentación (y reparación, porque en poco tiempo afloraron algunos pozos que debieron arreglar), pero los carteles prácticamente no existen.

"Los colocamos dos veces y las dos se los robaron. Ahora vamos a hacerlo por tercera vez", prometió Juan Gómez, jefe de Distrito Alto Valle de Viarse. (ver aparte)

Como sea, desde hace meses la ruta está sin señalizar y con sectores importantes que no son advertidos a los automovilistas, como los cruces. Esto se hace extensivo no sólo en la parte nueva Allen-Cipolletti sino hasta llegar a Roca.

Realicemos un recorrido. ¿Con qué se puede encontrar un conductor que se desplaza desde Cipolletti a Roca?

En primer lugar, con un cruce de alto riesgo: el de Circunvalación o de la "Isla Jordán". Este lugar tiene varios carteles de advertencia, pero la gran cantidad de vehículos que se unen en este punto, lo convierte en un lugar problemático. Las estadísticas lo muestran: está primero por la cantidad de accidentes en la jurisdicción de Caminera de Cipolletti. Por eso desde hace años se reclama allí la construcción de un derivador.

Avancemos. A pocos metros, aparece el primer cruce sin señalizar: el que permite acceder al barrio rural Colonia María Elvira. Y un poco más allá otra situación igual. O no tanto: en este caso la advertencia está reemplazada por un único cartel que dice "Frutas". Alguien que por lo visto aprovecha los postes para promocionar.

Al llegar a Puente 83, el barrio ubicado más al este de Cipolletti, se presenta la situación más riesgosa. El único cartel que hay para quienes viajan en sentido oeste-este es uno ubicado a varios metros de distancia que advierte "máxima 60". Nada más. No está el que indica que hay que disminuir más aún la velocidad, el que anticipa que hay que pasar por dos lomos de burro, que muy cerca hay una escuela, y sobre todo, que hay un puente.

Si el conductor no se quedó con medio auto destrozado al pasar por los lomos de burro (por no haber levantado el pie del acelerador a tiempo), puede seguir viaje. Y sigue topándose con cruces que nadie le advierte, como el que permite el ingreso a la ciudad infantil y los tres accesos a Fernández Oro. En este caso sólo se anticipan las curvas.

El cartel del llamado cruce de Urundel es uno de los pocos sobrevivientes. Aún está de pie. Pero en adelante, otra vez hay que seguir manejando casi por instinto. Hasta Allen no se ven más señales. Ni siquiera se advierte el ingreso a un barrio populoso de esa ciudad: las 150 viviendas. Y desde allí, para seguir hasta Roca, hay que pasar por una zona de guerra: el acceso Martín Fierro. Como muchas otras calles de Allen este sector está destruido.

No mucho mejor se encuentra el inicio de la ruta 65, entre el Martín Fierro y el derivador del acceso Biló. También aparecen pozos. Y faltan carteles que indiquen que se está por acceder a un cruce peligroso, nada menos que el acceso principal a la ciudad.

En los próximos kilómetros, los tramos de pavimento roto comienzan a ser una constante y los cruces de caminos rurales lejos están de ser advertidos. El riesgo es triple: por el asfalto roto, la señalización casi inexistente y las banquinas destruidas (o ausentes en algunos lugares para quienes se desplazan en sentido contrario, desde Roca hasta Allen).

En algunos sitios, como cerca del ex galpón Soldimar, el bacheo realizado para amortiguar los pozos ha dejado al pavimento con grandes desniveles. Es inevitable que el vehículo se resienta por ello.

Así se llega hasta el camino de Casa de Piedra, que en adelante se convierte en el único trayecto que da un respiro. Para colmo, en el acceso a Roca, un gran pozo lo espera en calle Alsina.