Pero el exceso de hormona tiroidea en la sangre también produce una aceleración en el funcionamiento del cuerpo. La afección tiroidea por exceso más común es la enfermedad de Graves, un proceso autoinmunológico.
La especialista describe el procedimiento: "Para las pacientes que ya están en tratamiento, hay que pedir el seguimiento del TRAB (anticuerpo antirreceptor de la tirotrofina), que va a estar alto al principio y va ir bajando en el trascurso del embarazo. Pero si entre las semanas 24 y 28, cuando se vuelve a dosar, está arriba de 30 %, hay que estar atento a la evolución del feto. Entonces, uno tiene que dialogar con el ecografista quien está capacitado para ver si hay una disminución del crecimiento intrauterino o si tiene una taquicardia."
Si bien admite que ambas afecciones son poco frecuentes, Nofal destaca la importancia de estar alerta para evitar un hipertiroidismo fetal o neonatal. Otra variante es el hipertiroidismo secundario producido por la hormona del embarazo (gonadotrofina coriónica): "Si los valores no están muy aumentados y la paciente está compensada, no debe ser medicada, ya que en el transcurso del embarazo la hormona va a ir bajando y los anticuerpos también. A la semana 18, ya ceden."El riesgo de aborto se presenta cuando la paciente está muy descompensada por su enfermedad de base. Cuando eso ocurre o cuando los valores de T4 están muy aumentados, se medica con antitiroideos, afirma la entrevistada.