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Miércoles 14 de Junio de 2006
 
Edicion impresa pag. 38 y 39 > Sociedad
Muchaatención a la tiroides durante el embarazo
La actividad de la glándula tiroides, tanto sea por exceso como por defecto, influye en el desarrollo del embarazo y puede provocar abortos recurrentes, que según aseguran especialistas en un reciente congreso, se podrían evitar si se agregan algunos análisis más a los de rutina.
Se recomiendan los análisis clínicos para evitar abortos recurrentes.
Se recomiendan los análisis clínicos para evitar abortos recurrentes.
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La deficiencia de hormona tiroidea en la sangre enlentece el metabolismo, es decir: hace que los procesos de la química corporal sean más lentos. "En la población en general hay un 5,2% de pacientes con enfermedad tiroidea autoinmune asintomática", aseguró la doctora María Teresa Nofal, co-directora del curso superior para especialistas en endocrinología ginecológica y reproductiva que organiza la Sociedad Argentina de Endocrinología Ginecológica y Reproductiva (SAEGRE). Las mujeres que padecen esta afección, aclara, "pueden tener los mismos riesgos obstétricos sobre el bebé que las hipotiroideas", aunque en rigor no lo son. Entre estos riesgos sobresalen la posibilidad de un aborto, o de tener abortos recurrentes.

"No son hipotiroideas, sino eutiroideas con autoinmunidad positiva lo que según la especialista se conoce como 'tiroiditis de Hashimoto' pero su glándula tiroides funciona normalmente".

Por ese motivo la especialista recomendó ante los especialistas que, ni bien se establezca la sospecha, se realicen estudios adicionales a la paciente obstétrica, "por más que no está normatizado en las sociedades de reproducción u obstétricas". Para Nofal, no sólo hay que pedir el estudio de la hormona tiroidea TSH en los análisis clínicos, sino también de la tiroxina o "T4".

Durante el embarazo es lo ideal pedir el análisis de T4 libre, especifica, aunque admite que en muchos laboratorios sólo se consigue hallar el valor de T4 total y de la antiperoxidasa tiroidea.

Como es muy difícil establecer con exactitud el dosaje de hormonas libres (de casi cualquier hormona libre), Nofal insiste en que el endocrinólogo debe mantener un diálogo fluido con el bioquímico. "De lo contrario argumenta se corre el riesgo de sobrediagnosticar".

En todos los casos, la doctora Nofal destaca la importancia del trabajo interdisciplinario a través de los diálogos entre el obstetra y el endocrinólogo y el endocrinólogo y el bioquímico: "Eso nos ayuda a estudiar a una paciente cuya clínica en el primer trimestre es absolutamente inespecífica, ya que todas tienen un poquito de mareos, palpitaciones y náuseas".

 

Apenas se anuncia el embarazo

Al respecto, sugiere hacer un screening de las mujeres embarazadas, apenas estas sepan que lo están. Un screening ("pantallazo", en inglés) es un estudio en el que se evalúan determinados datos por igual en una determinada población, para hace una selección de los pacientes en los que interesa profundizar los estudios.

"Este perfil explica Nofal nos va a dividir a las pacientes en dos grupos: las que tienen autoinmunidad positiva y las que tienen autoinmunidad negativa. En el segundo caso, la evolución de la funcionalidad tiroidea es comparable con la población normal. Pero la autoinmunidad positiva nos marca la evolución obstétrica, ya que sin tratamiento, las pacientes con autoinmunidad positiva, sean hipotiroideas o eutiroideas (con enfermedad tiroidea asintomática) tienen mayor riesgo obstétrico o de aborto e incidencia de abortos recurrentes por más que la funcionalidad sea normal." Aunque es poco frecuente, aclara, también puede haber una incidencia en el desarrollo neuropsicológico fetal.

Por eso, ni bien se diagnostica el déficit, se suplementa con la prescripción diaria de hormona tiroidea que se toma en ayunas de 20 a 30 minutos antes del desayuno, alejada cuatro horas del suplemento polivitamínico o de hierro. Claro que los resultados no son mágicos. "En el primer trimestre del embarazo es muy importante hacer dosajes, saber qué tipo de paciente tenemos, conocer los antecedentes de hipotiroidismo personal y familiar, de depresión post-parto, de diabetes tipo I o de aborto", sostiene. Lo ideal es que la evaluación sea previa a la búsqueda del embarazo. "Si no se llega antes, hay que hacerlo en el primer trimestre, cuando está en juego el mecanismo de la implantación y el aporte de la hormona tiroidea materna juega un rol importante", dice la especialista.

Al respecto, la especialista señala que los valores de la hormona TSH en el embarazo deben ser más exigentes que cuando la mujer no está embarazada. Y si bien reconoce que falta establecer normas de valores de la TSH y de la T4 en los tres trimestres, hay normas de percentilo (curvas) para observar todos los parámetros simultáneamente.

Dichas curvas permiten descubrir, por ejemplo, un fenómeno bioquímico que consiste en la disminución de la hormona tiroidea T4 activa durante el primer trimestre del embarazo en pacientes con TSH normal. A este fenómeno se lo conoce como tiroxemia. Como esta alteración hormonal influye en el desarrollo neurológico fetal, es importante que el médico está atento.

 
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