El tipo más cascarrabias de la literatura argentina actualiza su canon personal, en la última edición del suplemento Babelia. Lo que hay que leer y es editado en América del Sur, ese tipo de texto. Se incluye en ese listado de imprescindibles.
Haciendo click acá, Muchacha punk, un clásico de su autoría.
Un texto que formará parte de la nueva edición de la correspondencia de Julio Cortázar, ahora que Alfaguara se tomó el trabajo. Ayer en la edición del segundo aniversario de ADN, de La Nación.
Viggo Mortensen y Fabián Casas, dos hinchas fanáticos de San Lorenzo de Almagro, con otro punto de contacto: el sello editorial del primero -Perceval Press- que publicará a poetas argentinos. En Página/ 12 de hoy.
Ascenso y caída de Roscoe Pondexter, quien estuvo a punto de jugar en la NBA, pasó por Sport Club de Cañada de Gómez, en Santa Fe, y terminó como guardiacárcel, en Estados Unidos. Vía Doble M blog.
“En Tijuana, desde hace 26 años, se publica un semanario independiente llamado Zeta (Premio Fundación Cano de la Unesco, Premio Nacional de Periodismo de México, Premio Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras). Y casi hasta su muerte, el director de Zeta se presentó cada día a trabajar custodiado por 14 militares. Como hubiera dicho él: "Vivió enchalecado". Hacía apenas diez años había sobrevivido a un narcoatentado en el que murió su guardaespaldas. Y había visto, tiempo atrás, cómo al otro director de Zeta sí lo habían matado: Héctor Félix Miranda (1940-1988). Por eso el semanario formó un consejo de redacción, previendo futuras amenazas y desastres.”
Hoy, en Babelia, de El País. Link a la estruendosa portada de la revista Zeta.
"El detective es aquel que encarna el proceso de la narración como un tránsito del no saber al saber. Y pone de manifiesto la pregunta sobre qué sabe el que narra. Pregunta, por otro lado, que abre paso a la novela moderna.
El detective, entonces, funciona como un personaje que mantiene con el que narra una relación conflictiva que recorre, por supuesto, la historia del género.
A su vez, el detective es ya no una figura formal sino una figura social. Se constituye como aquel capaz de enfrentar la problemática de la verdad o de la ley justamente porque no está asociado a una inserción institucional. Centralmente, la policía. El detective viene a decir que esa institución, en la cual el Estado ha delegado la problemática de la verdad y de la ley, no sirve."
Parte de lo que expuso Ricardo Piglia, en un seminario desarrollado en la Facultad del Filosofía y Letras de la UBA, publicado por Clarín, en 1991. El texto se titula "La ficción paranoica". Y lo reproduce El interpretador, en su último número.
Más del autor de, entre otras novelas, Plata Quemada, acá.