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22 » Oct 2008 |
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Zeta Uno |
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Nadie parece conocer este lugar. Se llama Z1. Sí, Zeta Uno. No sé muy bien por qué. Debe ser el casillero que le tocó en suerte en la división catastral de la ciudad. La ciudad es Neuquén. El Zeta Uno es lo que será la ciudad dentro de unos años. La continuidad de la ciudad. Ahora no. Ahora parece un planeta en instancia de colonización. Marte, Mercurio, Júpiter, un lugar sin agua, con ráfagas radiactivas, terrosas, que te dejan las orejas llenas de arena y los dientes mascando cristales.
Hay espacio para unas 700 casas. Es la alternativa que te pueden llegar a ofrecer si cometiste el delito de tomar tierras fiscales o un espacio verde, si todos los días cortás una calle céntrica para decir que no tenés casa, que apenas podés darle de comer a tus hijos, que ahora crecen en una casilla de madera y nylon, como hicieron los que antes tomaron tierras en otros barrios, barrios con nombres que rinden culto a versículos de la Biblia, a movimientos revolucionarios, o a curas piolas que alguien no quiere olvidar, lugares que modificaron el mapa de la ciudad, sobre todo, en los últimos diez años.
Me costó llegar. Nos costó llegar. El Zeta Uno está arriba de una barda en la que trabajan un par de máquinas viales. El resto de los barrios que lo rodean parecen indiferentes a tanta expectativa de los futuros propietarios de las casas.
Primero le pregunté a un almacenero dónde quedaba el plan de viviendas que hacen en la barda. Y le dije Z1. El tipo, que hacía cuentas en una registradora viejísima, me miró como si le hablara de un chip o una alarma de autos. Le pregunté a una quiosquera que tenía todavía menos idea. Sí sabía donde estaba “la Cuenca”, como le dicen en esta parte de la ciudad a la Cuenca XV, el barrio ubicado justo debajo de donde están construyendo las casas.
¿Usted viene a la reunión?- me dijo una chica que parecía de 15, y que iba con dos nenitos de la mano, hermanitos o hijos, y le dije que venía a hablar con gente que estaba en la reunión, y ahí vi que a esa reunión, por fuera del marketing político con que había sido difundida a los medios, la esperaba gente de verdad hacía rato. (Sobre la gente de verdad hay cosas para decir. Sobre el periodismo hay cosas para decir. El periodista a veces se aleja de la gente. Voy a hablar de cuando lo hace por protección. No de cuando hace mal su trabajo estando lejos sin que le importe. Lo cierto es que un poco necesita estar lejos para poder contar bien lo que está viendo. Lo concreto es que esa distancia impuesta un tanto inconscientemente a veces se hace añicos. Queda en la nada. No se me ocurre otra explicación que la de un rostro que sea demasiado tierno, o la de ver un dolor extremo, como para desactivar esa coraza protectora que se acciona ante la fuerza con que se imponen algunos sucesos.) “Suba por ese camino”, me dijo la chica del rostro tierno, señalando una cortada estragada por la lluvia y las huellas de camiones pesadísimos. La tomamos, y ahí vimos una panorámica como la que está arriba de este texto.
Pero también vi a 400 personas siguiendo un ministro, en una dramática coreografía que me hizo acordar a los pingüinos cuando tienen frío. La forma en que se ponen uno al lado del otro para darse calor, cómo se mueven en bloque, cómo son, todos, tan uno solo.
No le perdían paso. Le pedían por favor que hiciera algo para evitar que también a ellos les vinieran a tomar las tierras (ya hubo intentos). Ellos no quieren una guerra de pobres contra pobres. Es más, no quieren ninguna guerra, le dijeron. Pero no le van a permitir a nadie que venga a quitarles lo que todavía no tienen pero ya es de ellos.
Después una mujer se largó a llorar. Imploró por tener una casa. Contó una historia terrible: en la trama de esa historia, una historia de carne y hueso, sobresalía la frase “lo único que quiero” y la palabra “casa”. Sólo esa certeza para sus hijos, no importa que sea acá, decía la mujer, sólo cuatro paredes, un techo y una ventana, aunque sea para ver desde adentro el viento blanco de los días como ayer.
Foto: Agustín Martínez
(F.C.) |
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Categoría : Petrópolis | Comentarios [7]
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El viento que todo empuja |
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Por : Juan M. | 22 » Oct 2008 | 05:34 pm |
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Me parece muy correcta tu apreciación en esta crónica que haces con respecto a lo que será la continuidad del progreso en la ciudad de Neuquén.
"pobreza y dolor, sólo trajo el progreso... la cultura de la traición..." expresa la banda oriunda de Mataderos La Renga que hace pocos días atrás estuvo precisamente en esta ciudad apoyando la devolución de la fábrica ex Zanón a los obreros que la mantienen desde hace más de 6 años.
Quizás la mirada de esa nena valió el viaje... de los político/as y promesas sin cumplir, estamos hartos.
Veremos el paso del tiempo qué determina para ese sector de la ciudad...
Saludos cordiales |
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Quiero creer que el sueño se hará realidad |
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Por : Diego B. | 22 » Oct 2008 | 08:53 pm |
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.. Me pone mal el hecho de pensar que al que le toque el terreno va a velar por la no usurpacion. Quien garantiza frenar la ola de delincuencia sobre terrenos ajenos? quiero volver a creer en Neuquen como tierra nuestra como dicen... |
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poniéndonos al día, y resultó que... |
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Por : Mora | 22 » Oct 2008 | 11:57 pm |
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...señor Fernando Castro, qué sorpresa.
Un gran y lejano abrazo.
Y oiga, buen blog. |
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el oeste que vuela, como su tierra |
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Por : Daniel Acuña | 23 » Oct 2008 | 02:14 am |
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Fernado, es buena la nota. trabajo en el oeste y el dia 21 de octubre estaba en la cuenca, veía una pared de arena, que tal cual contás, te llena de cristales los dientes, y los mordia...los mordia con la rabia de saber que mandan a la gente a vivir, a marte o júpiter..., ojalá podamos un díaa decir NO MÁS, NO más arena en los dientes de la pobreza, ni tanto río para los pocos ricos neuquinos.
si los de abajo no piensan en bajezas, no pueden subir (B.Brecht)
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nqn 100 años atras, nadie encontró un oasis |
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Por : MasNeuquinoQueElLanin | 23 » Oct 2008 | 04:53 am |
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Hola, si bien la nota tiene un dejo de novela dramática, sólo quiero hacer referencia a hechos técnicos. Es fácil ver muchos ejemplos locales e internacionales en que las primeras fotos de esos lugares era parecidas a la mostrada en este articulo. Solo hay que remitirse a fotos de neuquén cap, en pleno centro de hoy... los médanos que había y las veces que el banco nación no podía abrir sus puertas porque se había tapado literalmente de tierra su entrada. Ejemplos foráneos como Las Vegas, entre otros, sólo muestran que hay lugares que inicialmente eran menos habitables.
Ahora bien, obviamente que si partimos de esta base, con las políticas actuales que carecen de planes directrices para urbanizar podremos ver en unos años como la gente verá por la ventana de su casa en el Z1, como el viento se lleva consigo la potencial realidad de un lugar digno para vivir. |
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Hay esperanza |
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Por : Alicia | 23 » Oct 2008 | 05:03 am |
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Si hay Zeta Uno. Y si hay un periodista que sepa ponerse en el lugar del otro, y describirlo así, hay esperanza. Bravo, Fernando! |
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Para Mora |
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Por : Fernando | 24 » Oct 2008 | 02:55 pm |
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Mora, qué sorpresa!
Te pido que me mandes un coment con tu correo electrónico. ¿Dale?
Beso enorme, Fernando. |
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