Domingo 19 de octubre de 2003

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Qué quedó de la maternidad tras la crisis de los '90

 

La relación con las hijas, más que inquietante

La relación de las madres con sus hijas mujeres y sus hijos varones es diferente porque se ponen en juego aspectos distintos de la femineidad y masculinidad, con rivalidades, celos, deseos y afirmaciones. "Mi experiencia me ha demostrado que el vínculo de la madre con la hija mujer tiene una complejidad, una densidad y una conflictividad particular que se relaciona en gran parte con el hecho de que comparten el mismo género". La afirmación pertenece a Cielo Rolfo, investigadora de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupos y del Colegio de Psicoanalistas "La hija mujer -continuó- va a tener que trabajar activa, conflictiva y dolorosamente a lo largo de su vida para poder diferenciarse de su madre y lograr una identidad propia como mujer". Señaló que esta situación se da desde que la nena es pequeña y que, además, se observa en forma dramática en algunos vínculos de madres con hijas adolescentes, donde hay interacciones que tienen que ver con rivalidades, competencias y celos entre ambas "Se ve en madres que parecen anhelar la adolescencia perdida o celan el desarrollo de la hija", acotó. Con respecto al vínculo de madre-hijo varón, dijo que "pareciera que el hecho de tener géneros diferentes facilitara en parte la cuestión" Recordó que muchas veces se dijo que la identidad masculina se jugaba fundamentalmente en la relación entre el hijo y el padre, pero "parece que en la constitución de la identidad masculina la presencia y función de la madre es muy importante". "Porque el primer modelo de mujer con el que se enfrenta un varón es el de la madre, así como el primer modelo de hombre con el que se enfrenta una niña es el padre. Ambos tiene tareas diferentes", explicó.

Describió que "la tarea del varón será la de separarse de ese vínculo tan intenso con la madre, que es fusional, para dirigirse al padre y tomar ese modelo de identificación", aunque hizo hincapié en que "hay personas que no pueden hacer este pasaje". "Para que el varón pueda hacer este pasaje la madre tiene que renunciar a la ilusión de completarse ilusoriamente con el hijo varón y le tiene que dar cabida al tercero, que es el padre", concluyó. (Telam)

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