Domingo 19 de octubre de 2003

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Qué quedó de la maternidad tras la crisis de los '90

 

 

Experiencias

"Ningún hijo sale indemne de una madre"

"Ningún hijo sale indemne de una madre. La madre siempre deja una marca en su hijo", destacó el psicoanalista Alejandro Sorgio. Pero la madre perfecta no existe y es natural que así sea, porque "una madre que le da todo al chico impide que el niño crezca", señaló.

"Justamente -continuó- el chico crece porque la madre no le da todo y, como necesita de otras cosas, va a buscarlas a otro lado". Los especialistas destacan que, más allá de los cambios en cada momento del crecimiento, hay dos crisis evolutivas respecto de la separación de los hijos con la madre y el padre, con dos factores en juego: la maduración del sistema nervioso central y lo social "La primera es la crisis de oposición de los 3 años que le permite al chico la diferenciación con el otro. Es la etapa del negativismo y de la entrada al Complejo de Edipo, donde la nena se aleja de la mamá y el varón se acerca. En esta etapa necesitan afirmarse a sí mismos, es la primera gran separación", expresó la psicóloga Nora Londeix. La segunda es en la pubertad, donde hay cambios muy profundos desde lo biológico y psicológico. "La angustia -advirtió- es el sentimiento típico de la adolescencia, porque el puber no sabe cómo dominar el estallido de su pubertad; todo lo que ha deseado, que es llegar a ser una persona grande, ahora le parece casi imposible alcanzarlo" Destacó que, aunque físicamente es un adulto, no puede evitar verse en situaciones infantiles, que rechaza profundamente. "Se enfrenta con la autoridad que está representada por el padre, pero se enfrenta también con la madre, aunque por otros motivos porque, en su ambivalencia, siente que desde este lugar infantil lo madre lo abandonó", expresó la especialista. Estas contradicciones producen por momentos tanto resentimiento y odio en los adolescentes, que necesitan alejarse y van en busca de sus pares "Después se aquieta esta situación -añadió- y se reacomoda el sistema psicológico y biológico para permitir un vínculo de acercamiento y tranquilidad, aunque va a depender de cómo el adulto acompañó el proceso de la adolescencia de su hijo, que por cierto es difícil para ambos" En ese proceso, Londeix planteo que habrá "momentos de enfrentamiento debido a la necesidad de poner límites y momentos en los que el adulto deberá aceptar que tiene razón el hijo", quien "se está probando y, si siempre pierde, le va a costar crecer". (Telam)

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