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Buscan en Allen recuperar su tradición mapuche

Desde el grupo Puel Pvjv plantean una convivencia multicultural. Afirman que todavía cuesta luchar contra la marginación social. La entidad funciona también en otras localidades de la región.

Descendientes de mapuches aprenden a hilar y a utilizar recursos naturales, según las tradiciones de sus antepasados.

ALLEN (AA).- Natividad Morales es una vecina de Allen que carga con un "apellido prestado", según ella misma cuenta, desde que nació.

A simple vista parece ser quien es, pero la mujer insiste en que no lo es. Tanto ella como el resto de sus familiares provienen de una extendida comunidad mapuche de Neuquén, y saben que el apellido que portan no es "el original", el de antaño, el que identificaba a sus abuelos, porque no se condice con su sangre mapuche.

Pero no se resigna a poder hallarlo, en algún momento y en alguna parte. "Todavía estoy buscando mi verdadero apellido, y lo voy a encontrar", dice, sonriente, mientras recupera de su memoria -y lleva a la práctica delante de nuestros ojos- una vieja técnica de hilado.

Natividad, como tantos otros vecinos que viven en esta ciudad, forman parte de un grupo de personas, jóvenes y adultos, que desde hace un año aproximadamente deambulan un camino de búsqueda de identidad y de recuperación del conocimiento y pensamiento mapuche.

La agrupación está conformada en su mayoría por descendientes de este pueblo originario, que intentan, con cada paso, revalorizar diversos aspectos de su cultura a través del arte, las costumbres, tradiciones y ceremonias "que se fueron perdiendo con el paso de los años", según explican.

Cada uno de ellos tiene una historia diferente y la comparte con el resto. "Soy nacida y criada acá, cuando esto era puro monte", recuerda Delfa Medina, "y lo que nos junta son nuestras raíces", dice segura. A la mayoría los une la cercanía, un mismo barrio, el mismo origen y también la amistad.

Emanuel Corihuala es el más chico del grupo, tiene 15 años y casi desde los comienzos también se sumó a las filas del grupo. "Mi abuelo paterno era descendiente de mapuches y siempre me interesó el tema, en la escuela no se ve nada de todo esto", agrega Emanuel, que está aprendiendo a hablar "y pronunciar tal como es" el lenguaje mapuche.

Juan Marileo, es instructor de gimnasia y también el coordinador del grupo "Puel Pvjv" (significa "Espíritu del Este"), que concentra gente también en otras localidades de Río Negro y Neuquén.

"Me empezó a interesar todo esto cuando ya era mayor de edad, antes no quizá por una cuestión de vergüenza o marginación, que existía y todavía existe. El tema de no tener en apellido europeo era `un tema' en el colegio, entonces de mayor me animé a empezar a seguir más mis sentimientos, a lo que a me movía a pensar y sentir de una manera diferente de las demás personas, y el hecho de poder preguntar si yo también tengo derecho a sentirme parte de este lugar".

- ¿Cómo encaraste el tema?, consultó "Río Negro" a Marileo.

- Comencé a averiguar dentro de mi misma familia, mi abuelo era mapuche pero mi mamá, por ejemplo, no sabía nada y mi papá en cambio sí. Empecé a buscar grupos con quienes trabajar, información, y todo lo que empecé a encontrar era confuso, pero al principio me conformaba, quizás por ansias de poder aprender o recuperar algo de mi pasado Entonces comencé a juntarme con gente que está en organizaciones mapuches y a colaborar. Pasaron los años y empezamos a ver la realidad que nos afecta a todos, desde los problemas sociales que tenemos hasta los ambientales, por el hecho de no saber reconocer la identidad de un lugar, lo que le da vida y energía. Nosotros hemos ido recuperando nuestro pensamiento mapuche y en él cada elemento de la naturaleza tiene vida. Sentimos eso, los ríos, las piedras, las montañas para la cultura no mapuche no tienen vida entonces lo pueden explotar, lo sienten diferente.

- ¿Qué proponen entonces?

- Una convivencia multicultural. Creemos que con todo esto sigue una invasión que afecta no sólo a los mapuches, sino también a los que no lo son.

El lenguaje, toda una gran preocupación

ALLEN (AA).- "Hemos perdido mucho en todo este tiempo, pero nunca es tarde para empezar a recuperar nuestro lugar, nuestra cultura", dice uno de los integrantes de "Puel Pvjv". El lenguaje y las tradiciones, encabezan la lista de prioridades. "Cuando éramos chicos entre nuestras familias hablábamos en mapuche, pero después cuando empezamos a ir a la escuela nos prohibían hablar nuestra lengua. Hasta nos ponían en penitencia, así que ahí ya empezamos a perder el habla", contaron las mujeres mayores.

"Ahora se enseña en muchas partes a escribir nuestro idioma, que nosotros llamamos `mapuzugun' (mapu: tierra, zugun: el habla), `mapudugun', o `mapuche zugun', según los distintos regionalismos. Pero muchos no saben cómo es la pronunciación, y mucho del vocabulario está castellanizado", opinó Marileo "Creemos que el castellano no responde a todos los sonidos, el mapuzugun es una lengua mucho más compleja y por eso, aprendemos entre nosotros y hablamos con viejos pobladores mapuches que saben cómo es en realidad. El lenguaje es parte de nosotros y por eso tratamos de recuperarlo".

El grupo se reúne en el barrio Santa Catalina de Allen, y está abierto a quienes quieran sumarse y participar. Este es el teléfono de uno de sus integrantes: 02941-452154.

"La idea hacia afuera es generar una conciencia sobre esto, para recuperar el valor de la tierra y los recursos que nos da. E internamente, como mapuches que somos, poder juntarnos para dar sentido a nuestras vidas, un sentido espiritual", dijo Juan Marileo.

"Al menos una vez por semana, el grupo se reúne en la casa de Clorinda, generalmente, donde "el habla de la tierra" se conjuga con el teñido natural de la lana, el hilado a mano o los trabajos en cerámica. Y donde emergen también una a una numerosas historias familiares, y de cada comunidad, que traen de la memoria de una valiosa tradición oral a la que ninguno de ellos está dispuesto a renunciar".

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