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La torre está en un lugar prohibido

NEUQUEN (AN)- El infierno por la torre de las antenas se desató con la muerte de Matías, afectado de una enfermedad que lo consumió en apenas cincos meses.

El problema en Provincias Unidas, sin embargo, tiene raíz más atrás: cuando la municipali-dad autorizó la instalación de la empresa Movi-com a la que le otorgó la prefactibilidad para el montaje. Corrían apenas unos días de enero de 2000 y la actual gestión hacía pie en la comuna, cuando los vecinos se dieron cuenta que detrás de los paredones no estaban construyendo el pla-yón polideportivo que tanto habían reclamado. Era una torre, de 107 metros, una de las más altas de la ciudad. Los primeros que reclamaron fueron los vecinos inmediatos, atemorizados hasta el estrés por el tamaño de la estructura ¿Parate un segundito debajo y mirá lo que se siente?, invita el concejal del ARI Juan José Dutto y pide que alguien se haga cargo por el desatino.

La torre, de la que cuelgan una decena de antenas de telefonía celular, mete miedo y por su ubicación viola las pautas establecidas en el Plan Urbano Ambiental, una costosa iniciativa que demandó varios miles de pesos a la anterior gestión comunal. Igual -lo mismo que muchas obras- hubo oportunas firmas de funcionarios que le dieron vía libre a la empresa, que esgrime la legalidad del asentamiento en virtud de que la municipalidad les dio el visto bueno.

El caso de Matías provocó la furia y es posible que nunca se sepa si la radiación electromagnética que genera la instalación es responsable de haber disparado la terrible enfermedad de la que todavía no tienen diagnóstico. Descalzo en me-dio de la calle, el electricista Jorge Romero, mezclaba impotencia y bronca. "Tardaron cien años para determinar que el tabaco provoca cáncer ¿Cuánto van a demorar para decir qué es lo que causan las radiaciones electromagnéticas?"

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