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Campbell ganó: se fueron los otros

Análisis

Un contrapunto con tono político

Campbell reunió a los incondicionales de Altec para tranquilizarlos frente al primer indicio de la ofensiva de Carballo.

"No va a pasar nada. El directorio no llegará a los cuatro o seis meses. Yo ya hablé Verani y con (Miguel) Saíz", dicen que Campbell transmitió a los suyos por aquellos días.

El aún candidato a gobernador negó rotundamente en la primavera del año pasado a "Río Negro" que existiesen compromisos con Campbell.

En cambio, el resguardo de Verani fue evidente, especialmente a la luz de los últimos resultados.

Guillermo Padín fue el primero que se fue porque "no existió ni acuerdo en la confección del primer acta". Campbell se negó a supeditarse a que todas sus acciones tenga la aprobación del directorio.

"No podía firmar nada, sin tener inicialmente la aceptación de los directores", así recuerdan esa decisión conflictiva y resistida por Campbell pero lógico en cualquier otra sociedad regular. Entendía que "así se cuestionaba sus acciones entonces rechazaba el acta".

Este contrapunto decidió la partida de Padín para sumarse después las de Maín y Malagamba.

Ahora, Campbell recuperó el manejo absoluto de una empresa que en el 2001 facturó 14 millones anuales, aunque con bajísimas utilidades, ya que los contratos son explotados por empresas privadas, como Tecno Acción en la informatización del juego de la Lotería.

El simple argumento gubernamental -cada vez, más decaído- es que Altec no pierde plata. Tampoco tiene reales ganancias, aunque accede a los contratos directos con los Estados. Servicios que no presta sino que explotan empresas privadas. ¿Para quién entonces es beneficiosa o rentable esta gestión empresarial?. Poco se sabe, pero lo seguro es que no lo es para el Estado ni para los rionegrinos.

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