MAS INFORMACION

La UCR no impugnó mesas y el peronismo aseguraba su triunfo en Roca

Análisis

Desprolijo

Un rol, como mínimo, desprolijo.

Así cumplió, al menos a hoy, su papel el presidente de la Junta Electoral Municipal, Roberto Ferrero.

Tan desprolijo que sin caer en apreciaciones aventuradas, parecen explicarse los interrogantes sobre el verdadero grado de imparcialidad que aplica en el manejo del polémico escrutinio de la elección del domingo.

Abogado, Ferrero es un hombre de verbo ajeno al principio de la duda. O sea, distante de la riqueza reflexiva que es propia de un espíritu inquieto.

Ferrero se forjó políticamente en el yunque radical. En esa carpa está probado en materia de lealtad sin matices. Jamás fue veranista. Es más, militó siempre en cercanías de Horacio Massaccesi, del cual es su abogado. Y con el tiempo se sumó a la lista Blanca, plano del partido que mediante un estentóreo pero efímero cacareo, amagó colisionar con el veranismo. Se quedó en el amague.

Pero tiempo atrás, Ferrero fue políticamente seducido por Daniel Sartor. De ahí, a presidente de la Junta Electoral, no medió nada.

Y ahora, de cara al escrutinio, Ferrero eludió en mucho la naturaleza del compromiso exigido por el cargo.

Un caso: mediante una conducta por demás observable, mantuvo a la sociedad roquense sin información precisa y avalada oficialmente por el conjunto de la Junta, sobre las razones del dime y direte en que entró el escrutinio. Tampoco explicó nada sobre el mecanismo a seguir para aclarar el entuerto. Y cuando intentó hacerlo, lo concretó vía declaraciones individuales a este o aquel medio, las que arrojaban más confusión.

Y hay más. Ya el domingo a la noche, la pasión comenzó a invertir a Ferrero, llevándolo a jerarquizar cuestiones formales que lo situaron más como apoderado del radicalismo que como presidente de Junta.

Un cargo que quizá llegue la hora de reflexionar si le cabe a un militante político.

MAS INFORMACION

La UCR no impugnó mesas y el peronismo aseguraba su triunfo en Roca