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Habíamos perdido un poco la confianza"

River volvió a sentir el calor del triunfo

Cavenaghi, que reemplazó a Salas, marcó los dos primeros.

El equipo sigue mostrando desnivel en su funcionamiento.

Cavenaghi empuja la pelota y marca el segundo gol suyo, el segundo también de su equipo.

BUENOS AIRES (ABA) River es un gigante de piedra por fuera, pero en su interior hay cristal. Como un boxeador que tiene las manos pesadas pero que tiene su mandíbula frágil: lastima, pero tambalea cuando lo atacan. A pesar de haber goleado 3-0 a Olimpo, el conjunto de Pellegrini no mostró una imagen de equipo sólido. Por el contrario, estuvo lejos de serlo Después de la reunión de casi una hora y media del viernes, en la que sólo estuvieron jugadores y no participó nadie del cuerpo técnico ni dirigentes, lo único que buscaba y deseaba River era un triunfo. Ayer, los rumores de peleas y de la suerte de Pellegrini retumbaban por los pasillos del Monumental River salió a la cancha sin su delantero estrella, Cavenaghi, ni su capitán, Coudet, ni su arquero titular, Costanzo, todos sentados en el banco. Los que salieron necesitaban una victoria y la salieron a buscar. Pero se encontraron con la lesión de Salas al minuto y medio. El chileno picó, sintió un pinchazo y se retiró escupiendo bronca. Pellegrini no lo podía creer. El clima en el Monumental se enrarecía. El murmullo era grande. La defensa se desentendía, Lux salía mal y Olimpo, el último en la tabla , complicaba. En los primeros veinte minutos, el equipo de Bahía Blanca tuvo tres claras ocasiones de gol pero no las pudo concretar.

Pero en una escapada de Domínguez el local empezó a ver la luz. Entró al área y cuando enganchó fue derribado. Cavenaghi, que había ingresado por Salas, se encargó de poner el 1-0 con un remate alto. Por primera vez en el torneo, River comenzaba ganando un partido. Sin embargo, esta ventaja no lograba darle tranquilidad al equipo. Olimpo seguía jugando en campo rival. Daba la sensación de que en cualquier momento podía llegar la igualdad. Dos minutos después del penal, Mannara cabeceó sólo en la puerta del área chica, en medio de los dos centrales que no lo incomodaron, y Lux evitó que sea gol. Olimpo manejaba la pelota. Y a los 22 Manfredi remató dentro del área pero la pelota dio en el travesaño. El gigante tambaleaba y corría riesgo de caer noqueado.

Pero Olimpo dejaba muchos espacios atrás River los aprovechó al final del primero. Hizo todo fácil en una contra que manejó con velocidad Domínguez. En el área, el delantero abrió hacia la izquierda para Ferreyra, quien tocó de primera hacia al medio para que Cavenaghi la empujara. Tres toques y gol. El peso de sus delanteros disimulaba la fragilidad defensiva.

Llegó el entretiempo y la popular, que no paró de alentar al equipo en todo el partido le dedicaba cantos a la platea que esbozaba silbidos. El público Millonario no toleraba las imprecisiones y el desorden en el juego La segunda parte arrancaría más tranquila para el local. El ingreso de Tuzzio por Vivas le dio más seguridad a la defensa, Mascherano logró más precisión, y los dos goles de ventaja eran demasiado para Olimpo, que intentó descontar pero se encontró con Lux Entonces sí, River manejó la pelota, con un buen rendimiento de Ferreyra y Barrado para llevarla hasta el arco rival. Con un jugador más por la expulsión de Paez, Ferreyra puso el 3-0. Por el planteo que realizó Olimpo y el desarrollo del juego, la goleada terminó siendo exagerada y un castigo inmerecido para los de Bahía. Los puños pesados de River evitaron el nocaut  

Juan Ignacio Pereyra (ABA)

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