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Confiado, abandonó todas las cábalas

NEUQUEN (AN).- Nadie explicó por qué, pero Jorge Sobisch y Federico Brollo, cabuleros viejos, abandonaron ayer la mayoría de las cábalas que utilizaron en el transcurso de sus carreras políticas y ante cada comicio en los que tuvieron que competir.

El gobernador reelecto dejó colgada en el placard la campera de gamuza marrón que utilizó en cada votación en la que participó. Y colocó el voto dentro de la urna a las 9, dos horas antes de lo acostumbrado. Su compañero de fórmula, por su parte, no se calzó los mocasines gastados, que en los últimos años estuvieron tres veces en manos de un zapatero, y con lo que recorrió las calles cuando compulsó por un cargo. Además fue solo hasta la escuela, sin la compañía de su hija y su nieta, quienes siempre lo escoltaron hasta el lugar de votación.

La compañía de su hija Mariana y de su amigo Carlos Sandoval, también vicepresidente del Banco Provincia de Neuquén, fueron las únicas cábalas que Sobisch respetó. Ambos lo escoltaron hasta el colegio.

Tanto Sobisch como Brollo indicaron que el cambio de hábito no obedeció a ningún motivo específico. "Es mi última elección como gobernador, así que decidí dejar de lado algunas cábalas que me acompañaron", dijo.

Sus voceros descartaron que hayan sido producto de la advertencia del gremio docente, que en el marco del conflicto que mantiene con el gobierno adelantó que durante los comicios realizarían escraches contra funcionarios al momento de votar.

Sin embargo, y ante este contexto, Sobisch llegó a puerta de la escuela 121 a bordo del auto de su amigo Sandoval que lo pasó por su domicilio y no estacionó a unas cuadras del colegio como lo hizo en otras ocasiones.

Además, al descender, el gobernador se encontró con un cordón de mujeres afiliadas al MPN que le marcó el camino hasta la galería del colegio. Y en una esquina, el funcionario de la subsecretaría de Acción Social, Jorge Rey, siguió con su mirada cada movimiento acompañado por un grupo de punteros, un handy en una mano y un celular en la otra.

Sobisch llegó acompañado de su hija, Mariana, quien siempre concurre junto a él ya que vota en la misma escuela.

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