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El país entró en default, pero las negociaciones no se cortan

Kirchner, duro pero condicionado

BUENOS AIRES (ABA).- Llevando la tensión al máximo - ayer, técnicamente, el país entró en default con los organismos de crédito internacionales, pero no cortó de cuajo la negociación -, el presidente Néstor Kirchner siguió mostrándose como un defensor intransigente de los intereses de los argentinos más humildes, aunque sin disimular los límites que le impone sotto vocce Eduardo Duhalde, quien conduce el aparato del PeJota.

Recostado en la comprensión de su colega norteamericano de George Bush y del canciller alemán Gerhard Schroeder, pero recogiendo el rencor de inversores europeos y de naciones que, como Italia, España y Francia se quejan del retraso en las tarifas y de la inseguridad jurídica, la administración del patagónico no termina de poner en marcha un proyecto que la saque de la crisis profunda que consumió, en el 2001, al gobierno del radical De la Rúa.

En la Rosada, no faltaron en la víspera los pingüinos que le echaron la culpa al ministro de Economía Roberto Lavagna (a su secretario de Finanzas Guillermo Nielsen, directamente le bajaron el pulgar) por el incorrecto manejo de los tiempos en las discusiones con el FMI "Las tratativas estuvieron mal encaminadas y el Presidente debió poner el cuerpo", señaló a esta agencia una fuente fidedigna. Merced a la buena predisposición de Estados Unidos, se alcanzará un salvataje en los próximos días, confió.

¿Cuánto margen tendrá K para exhibirse inflexible? El domingo juega todas sus fichas por Aníbal Ibarra, en las elecciones de la capital federal, y es sabido que Duhalde ha resuelto mantenerse prescindente, en tanto que las simpatías de la embajada norteamericana están con Mauricio Macri.

Los efectos de una derrota de Ibarra harían mella en la imagen de Kirchner, pero como es previsible que en la provincia de Buenos Aires - la de mayor peso nacional - triunfe Felipe Solá, trascendió que esa misma noche Duhalde ratificaría que aliento legislativo absoluto del PeJota bonaerense al santacruceño. "Con esto evitaremos cualquier atisbo de vacío de poder", confió a "Río Negro" un ex ministro duhaldista.

Algunos kirchneristas aceptaban que un acuerdo postrero con el FMI significará en el futuro la adopción de medidas impopulares pero necesarias para encarrilar la economía en un mundo globalizado. Los más duros, empero, sólo elogiaban "la fuerza y dignidad" presidencial a la hora de plantarse ante el FMI. "La Argentina está en el medio de una guerra comercial entre EE.UU y la UE", expuso un asesor del jefe de gabinete Alberto Fernández.

Para mostrarse como un negociador serio y creíble, Kirchner hizo notar a autoridades norteamericanas que ninguno de los últimos 22 acuerdos con el FMI se cumplieron y que él está dispuesto a respetar el que rubrique (no está dispuesto a malgastar reservas ni comprometer un superávit mayor del 3% del PBI).

Los pingüinos más duros festejaron, incluso, el fracaso de la víspera: "Al no arreglar, tendremos más dinero para obras públicas y reactivar las actividades productivas", dijeron sin convencer del todo a K que espera "retoques técnicos" para hacer revivir un acuerdo al que formalmente se pretendió dar partida de defunción.

Arnaldo Paganetti