Domingo 7 de setiembre de 2003

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Una relación esquiva, condenada a la sospecha

Eliminatorias

Cuando prometía golear, la selección se quedó dormida

En el primer tiempo mostró un juego arrollador que dio paso a la ilusión.

Chile esperó su momento y no perdonó las dudas de la Argentina en el complemento.

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Pablo Aimar deja en el piso a Cristian Alvarez para iniciar un nuevo ataque argentino. Por momentos fue imparable.

BUENOS AIRES (Pablo Perantuono, enviado especial).- Habrá que ver cómo evoluciona la serie para saber si el gris empate en Núñez marca, de ahora en más, un punto de despegue, o si, por el contrario, significa el estado de las cosas de la Argentina. O sea, si de ahora en más, aquella supremacía acostumbrada con el resto de los países de Latinoamérica -a excepción de Brasil- pertenece o no al pasado.

Argentina mostró, ayer, esas dos facetas, oscilando entre un equipo de confianza y, por momentos, fútbol arrollador, y otro que diluyó su mirada, se replegó sin mayores motivaciones que sus propias dudas Desde el comienzo, el equipo de Bielsa se adueñó de la pelota, utilizándolo a Verón -de un enorme despliegue y hostigado cada vez que tocaba la pelota- como pivote en la mitad de la cancha para iniciar el circuito de juego. Aimar y D'Alessandro se asociaron en esa tarea como continuadores, más allá de la mitad de la cancha. El equipo fue desplegando el juego por la derecha, aprovechando la capacidad de César Delgado para desbordar por ese sector. Fue él quien envió un centro que Hernán Crespo -tan contrariado como estaría luego- no pudo conectar de cabeza. Esa primitiva jugada, elaborada en el amanecer del partido, sintetizó, tal vez, los claroscuros del equipo: una enorme capacidad para elaborar fútbol, pero una alarmante falta de gol, expresada en la figura de Crespo El equipo pudo, pese a sus dudas, llegar al gol en la primer media hora de juego. Fue un disparo del "Kily" González que se colgó del ángulo de Tapia y provocó el estallido. Un gran gol que sirvió para esconder las dudas, el murmullo de la gente que, de no ser por el zapatazo de González, hubiera llegado hasta el césped Desde ese momento, y hasta los 15 minutos del segundo tiempo, la Argentina dominó a su rival, lo puso de rodillas, le anotó un gol más pero no supo rematarlo. En ese lapso, los duendes de la Argentina -Aimar, D'Alessandro, Delgado- sobrevolaron el pasto de Núñez provocando fantasía con la pelota en los pies De esa asociación nació el segundo gol de la Argentina, un hermoso tanto coronado por Aimar tras una magistral asistencia de D'Alessandro Fue el mejor momento del equipo, cuando su estatura futbolística se asemejó a la de los mejores momentos de la era Bielsa. Cuando a golpes de gambeta le pegó un puñetazo a las vacilaciones del ambiente. Pero el golpe no noqueó las dudas. Apenas las durmió por un rato.

Porque a los quince minutos del segundo Chile descontó, tras una gran jugada de Mirosevic, su mejor hombre. La Argentina, que podía haber liquidado a su rival, se veía arrinconada por su rival, cuyo único mérito había sido mantenerse en pie. Ese gol -el de Mirosevic, aunque también el del empate- también grafica que algo cambió en el equipo: ya no transmite la sensación de invulnerabilidad que emanaba la primera era Bielsa, cuando su defensa granítica parecía inexpugnable Ayer -y también en el amistoso con Uruguay- eso no ocurrió. Le llegaron tres veces -poco para un equipo que "sufre" un empate- pero le hicieron dos goles Tal vez la respuesta a ese padecimiento se encuentre en la inclusión de Verón, Aimar y D'Alessandro juntos: el equilibrio de la selección sufrió un pequeño desajuste. Ser más ofensivo le cuesta estar más expuesto En ese segundo tiempo el fútbol de la Argentina languideció. Salió Verón e ingresó Almeyda, un cambio que no pareció acertado y que le quitó juego al equipo. Aimar y D'Alessandro participaban pero con mucha más intermitencia: no estaba Verón y la pelota no les llegaba tan limpia Entonces ocurrió lo que pasa siempre: se agrandó Chile, que nunca dejó de jugar concentrado, con disciplina y un claro gesto de contraataque. Su gol de empate llegó tras un error de Almeyda y una muy buena definición de Navia; de contragolpe, claro. Y un pesado silencio, perecido a una condena, cayó sobre Núñez El final fue centro al área y fervor. Entró Saviola -otra de las súplicas del público-, pero no jugó mejor que Crespo. Pudo marcar Aimar de cabeza, pero se fue apenas alto. Chile se refugió, a puro rechazo. Y se abrazó al empate como a una balsa en el naufragio La Argentina fue un equipo pendular. La del inicio -o parte del primer tiempo-, un conjunto chispeante, que dibujó ilusión e imaginó un camino hacia Alemania abrigado en el buen fútbol. La del final, en cambio, no se pareció al contundente y feroz que sometía a sus rivales hasta desangrarlos. Empuñó dudas y no gambetas. Se repitió hasta hacerse previsible. Mereció ganar pero dio ventajas atrás.

¿Cuál será la Argentina del futuro? Por más que la paciencia popular tenga su llama más corta, el fútbol de sus duendes más la inexorable llegada de Tévez invitan a confiar en el equipo El equipo, sí, deberá devolver lo que siempre prometió. Chile avisó. Los próximos pasos serán decisivos. Para la esperanza o para la decepción.

Ayala, del lado de la gente

Roberto Ayala admitió que el empate "complica las cosas para el futuro" para los orientados por el técnico Marcelo Bielsa "Lo peor que nos llevamos es el resultado, porque complica para un futuro en el que las eliminatorias son bastante largas", apuntó el marcador central del Valencia Con relación al desarrollo del encuentro de ayer, el capitán de la selección apuntó: "No supimos defender la diferencia de dos goles ni tampoco definir a tiempo" Pese a ello, destacó la entrega que tuvo el equipo, aunque el público no se retiró conforme y reprobó al equipo. "La gente se va tan 'caliente' como nosotros con el resultado. Por momentos, nos alentaron y por otros no. Pero en el fútbol se dan estas cosas", explicó Ayala  

• "Sin errores": Hernán Crespo, por su parte dejó en claro su postura acerca del desempeño de la selección en el inicio de las eliminatorias: "No creo que haya cosas para corregir. Si conseguimos sostener lo hecho en los primeros minutos del primer tiempo, funcionaremos mucho mejor y vendrán los buenos resultados", expresó.

De cara al encuentro de mañana, ante Venezuela y en Caracas, por la segunda fecha de las eliminatorias sudamericanas, el ex River cree en la posibilidad de que el técnico Marcelo Bielsa lo incluya nuevamente como titular, pese a su flojo desempeño en la jornada. "Es lógico que pase eso con un jugador que actúa en el seleccionado argentino", explicó en forma poco convincente el delantero  

• Conforme: César Delgado destacó que "no le pesó la responsabilidad" de vestir por primera vez en una competencia oficial la camiseta del seleccionado argentino "Me sentí bien en el primer tiempo y en el segundo también, porque estuve suelto y mejor con la pelota. Creo que no me pesó la responsabilidad y estoy conforme con mi rendimiento", apuntó.

D'Alessandro, Aimar y el crédito abierto para el 'Chelito'

Andrés D'Alessandro volvió a convertirse en el conductor del seleccionado. Al igual que lo que ocurrió en agosto pasado en Florencia (Italia) en los últimos minutos del amistoso frente a Uruguay (3-2), el ex jugador de River pidió la pelota, se juntó con su 'socio' Pablo Aimar, y encabezó la mayoría de las acciones de un equipo albiceleste que mostró altibajos Además, tuvo activa participación en los dos goles argentinos en la primera parte. En el primero de ellos habilitó a Cristian González antes del zapatazo del "Kily" y en el segundo cedió con mucha inteligencia para que Aimar definiera ante la salida apurada de Nelson Tapia Un escalón más abajo de lo hecho por D'Alessandro figura César Delgado, a quien no le pesó su estreno en competencias oficiales con la camiseta celeste y blanca El "Chelito" se hizo siempre receptor, desbordó por ambos frentes y manejó las réplicas a partir de su endiablada velocidad  

Cavallero (5): Es cierto que no se le puede achacar responsabilidad en ninguno de los dos goles, pero también no brindó seguridad con sus salidas y no tapó ninguna pelota complicada Vivas (5): Empezó bien y luego se fue desdibujando. Cuando Argentina fue superada, él fue desbordado por Reinaldo Navia y Mauricio Pinilla Ayala (5): Firme en defensa, solamente por el hecho de que sacó y despejó de cabeza más que sus compañeros de zaga. Hace mucho que los tres del fondo no jugaban juntos y se notó. En una cancha tan grande como la de River hay que tener ajustados los tiempos Samuel (4): Sufre las descompesaciones del equipo, que no tiene tanta marca como antes en el mediocampo. La tarjeta roja el final desmejoró su calificación Zanetti (5): No aportó casi nada en los 30' iniciales, aunque luego, cuando Argentina se puso en ventaja comenzó a hacer pesar su despliegue de ida y vuelta por la derecha. Jugó como suele hacerlo, pero no desequilibró Verón (7): Demostró su pegada y categoría y además le entregó ese plus de sacrificio que se le venía reclamando. Con más de la mitad del público resistiéndolo se ubicó con criterio, cortó y distribuyó con corrección y fue útil en las maniobras de ataque "Kily" González (5): Al margen del tanto alcanzado, nunca se erigió en salida por su sector y alternó buenas y malas en la marca Aimar (7): La innegable capacidad de conductor, con pequeños altibajos. Sin embargo, se hizo necesario cuando Chile había conseguido el 2-2, pidiendo juego y mostrándose como alternativa. En el gol definió con clase Delgado (7): Un debut oficial con todas las luces. Nunca se escondió, avanzó por los dos costados y también pudo haber convertido. Siempre se mostró como variante de ataque. Justificó su inclusión como titular Crespo (4): Lo mismo que se le cuestionaba a Batistuta termina padeciéndolo él. Muy solo y con el 'fuego sagrado' de los artilleros totalmente apagado D'Alessandro (7):Jugó e hizo jugar a sus compañeros, porque asistió en las dos maniobras que culminaron en gol y porque, fundamentalmente, se erigió en el compañero ideal de Aimar para elaborar las llegadas argentinas. Es cierto que no lució con todo su fulgor en el segundo tiempo, pero también lo es que nunca se resignó y siempre la pidió. Sin ser mucho más, fue el mejor del equipo Almeyda (4): Reemplazó a Verón y tuvo como misión contener a un Chile que se venía en procura del empate. Y en esa función no aportó solidez y equilibrio a un mediocampo perdido. Además regaló una pelota increíble que devino en el tanto definitivo de Navia.

Saviola (-): Lo reemplazó a Crespo, pero no fue más que él.

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