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Cuando la ineficiencia se disfraza de autoridad

Hay cada vez más denuncias de maltrato en oficinas estatales.

Las mujeres son las que sufren el problema en gran mayoría.

VIEDMA (AV).- El maltrato laboral es una cara oculta que somete a cientos de empleados públicos y privados, ensañándose de modo casi exclusivo con las mujeres.

Son muy pocas las que se animan a denunciar esta actitud. Primero está la necesidad y el trabajo que garantiza un aporte mensual, muchas veces el único sostén familiar. También son pocos los funcionarios de organismos públicos y privados que apelan a esta metodología para saborear poder.

Algunos maltratos suelen aparecer tras el rechazo a una invitación sexual, pero la mayoría son sinónimo de demostración de autoridad, como si con gritos e insultos se pudiera conducir a algún lado que no sea la violencia.

Tampoco es casual que esté siempre dirigido a las mujeres. Los hombres arreglan las cosas "de otro modo" y la inseguridad del autoritarismo mide las desventajas de los puños.

Lo cierto es que el tema es motivo de sufrimiento para muchas mujeres, que en forma alentadora parecen estar dispuestas a no callar más, a pesar del temor que impone la sola idea de ir a acompañar telarañas y humedad en la peor de las oficinas o el extremo de perder el trabajo Varias se están animando a decir basta a que les arrojen los expedientes, que se los rompan, que las insulten, que las humillen como sino merecieran ser tratadas con respeto, el mismo que utilizan para dirigirse a sus jefes no por detentar esta "jerarquía" sino por su calidad de personas, igual que los demás.

Un temor, tal vez sobrecargado, interpretando que esos métodos no serán sancionados con severidad por las conducciones de primer nivel de quienes dependen los que adoptan el maltrato como una conducta.

La Defensora investig  

El maltrato laboral es un tema que preocupa a la Defensora del Pueblo de Río Negro, Nilda Nervi de Belloso, y desde hace un tiempo la ocupa. "Son más las mujeres que se acercan a hacer catarsis que las que formalizan la denuncia pero cada vez se animan más", señaló ante la consulta de "Río Negro".

Detalló que hasta el momento son 13 las denuncias escritas que se han recibido por maltrato laboral contra distintos funcionarios públicos y verbales muchas más.

"Las mujeres llegan con una pesada carga de angustia y algunas sólo se conforman con que alguien las escuche, lo que les da seguridad. Muchas deciden esperar más pero con la certeza de saber que tienen un lugar dónde venir y denunciar", relató.

No obstante admitió que existe un gran temor al despido "que le inventen un sumario. Pero es mucho el miedo que se advierte. Es como que sino se perteneciera a algo, no sé a qué, no están protegidas".

La Defensora añadió que las mujeres que han recurrido al organismo priorizan el trabajo por una necesidad y hasta "han confiado que no les cuentan a sus maridos lo que les sucede por temor a que intervengan y que el desenlace sea el mismo que el de la denuncia: perder el trabajo".

Detalló que las presentaciones manifiestan maltrato verbal en privado y frente al público, subestimación y "hasta algunos funcionarios han llegado a tirar a sus empleadas expedientes por la cabeza. Pero no todas denuncian porque además estas actitudes necesitan testigos y los compañeros de trabajo advierten que antecualquier denuncia no se involucrarán porque también necesitan conservar el trabajo".

Nilda Nervi confirmó que las denunciantes son mujeres y los denunciados son hombres en su mayoría, aunque también "hay jefas".

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