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Perpetua para una pareja acusada de un crimen

"Estoy mal amor, nos descubrieron"

ROCA (AR).- Las llamadas interceptadas entre Cares y Siebenhaar, antes de ser imputados en el crimen, dejaron al descubierto -a juicio de los camaristas- la planificación del homicidio.

El 19 de junio de 2001 a las 13.44, Cares llamó a Siebenhaar y le manifestó "estoy mal amor, nos descubrieron", según consta en la sentencia leída ayer. Luego continúa el diálogo con referencias a los comprometedores registros de llamadas telefónicas y a los motivos de las mismas. Ella dijo que la primera llamada fue para "avisarle", después al 430300 para llamar al taxi, otra para decirle que se había olvidado la campera, y después cuando él la llamó.

"También se exterioriza la decisión de él de hacerse cargo de todo, aconsejándole a ella que niegue su participación, con mención de que vería qué inventar y que alegaría una venganza por lo que había pasado antes (Siebenhaar dudaba en ese momento sobre qué excusa daría para justificar su entrevista con la víctima); y además se advierten los temores expresados por ella a lo largo de la conversación: 'si me descubren... la cagada es la llamada que yo recibí a esa hora... tengo mucho miedo...'", se señaló en el fallo.

Según los integrantes de la Cámara Segunda, "del contexto de esas desgrabaciones, conjugado con los demás elementos probatorios, resulta con claridad que Dalila Cares participó en el homicidio desde antes de su consumación y que no fue una mera encubridora. Los dichos de Cares en esa conversación telefónica y las manifestaciones que formuló a familiares, allegados y periodistas, pueden ser usados válidamente como indicios en su contra", señalaron los magistrados.

"Es evidente que Siebenhaar falta a la verdad cuando indica el motivo que lo llevó al domicilio de la víctima esa noche y cómo se desarrolló el hecho, pues amén de sus manifestaciones telefónicas relativas al invento de una excusa, la mentada ingesta de tranquilizantes detectada en los restos de Sepúlveda tenía que haber entorpecido notoriamente, sino anulado, su capacidad de reacción, con lo que mal hubiera podido forcejear con energía como dijo el imputado", indicó el juez César López Meyer en su voto, y al que adhirieron María Evelina García y Juan Máximo Rotter.

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