Martes 6 de mayo de 2003
 

La Fundación Furman, en el centro de la tormenta

 

Las utilidades de la última temporada fueron nueve veces mayores que las del ejercicio anterior, indicó el titular de la fundación que administra el teleférico. Investigan faltante de dinero.

 
La mitad de las utilidades del teleférico van a parar al hospital de Bariloche. Esta temporada los ingresos fueron mayores.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El presidente de la fundación que administra el teleférico Cerro Otto, Norberto Delfino, aseguró que las utilidades que dejó la operación del complejo turístico durante la última temporada multiplicó por nueve las del ejercicio anterior.
El directivo buscó poner así el éxito económico en primer plano, mientras recrudece la disputa por las supuestas irregularidades imputadas a la gestión anterior y que desde febrero investiga la Justicia.
La precisión sobre las ganancias obtenidas por la Fundación Furman son una gran noticia para el hospital zonal de esta ciudad, que por Estatuto tiene asignadas la mitad de las utilidades anuales producidas por el teleférico. El otro 50 por ciento es para el hospital israelita de Buenos Aires.
El año pasado cada nosocomio recibió 100 mil pesos. Según lo informado por el Consejo de Administración de la fundación, en el último verano se produjo "un incremento del 300 por ciento" en la cantidad de ascensos vendidos respecto del año anterior.
Pero lo más llamativo es que consiguieron "multiplicar por nueve la utilidad", que en valores brutos se acercaría a los 2 millones de pesos. El consejo aclaró que ese desempeño se logró sin aumentar la tarifa y lo atribuyó a la "racionalización de gastos, la recomposición administrativa de la empresa y la recuperación de una política comercial efectiva y seria".
Ese argumento contiene obviamente un pesado reproche hacia la administración anterior, que estaba encabezada por el empresario Boris Furman, aunque el grueso de las decisiones cotidianas pasaban por el gerente, Juan Carlos Coli.
La crisis por el presunto desmanejo en la fundación estalló hace casi un año, cuando el revisor de cuentas Javier Galarreta Ruíz se negó a avalar el balance cerrado al 30 de abril de 2002.
Por esos días presentó también su renuncia Boris Furman, que tiene 86 años y decidió delegar sus atribuciones estatutarias y (como fundador del emprendimiento) sólo quedó a cargo de la "presidencia honoraria".
En enero de este año Delfino asumió como nuevo presidente del Consejo de Administración, al que se sumaron también representantes del Club de Leones, el Rotary Club y la comunidad israelita.
Según Delfino, los consejeros no son rentados, aunque uno de ellos, Oscar Borrelli, sí cobra una retribución porque también se hizo cargo de la gerencia general.
El director del hospital consideró que "no existe incompatibilidad alguna" en ejercer al mismo tiempo esa función y la titularidad de la fundación. Dijo que su incorporación y la del resto de los nuevos consejeros apunta a dejar el manejo de la fundación en manos de las entidades "interesadas directamente" en el éxito económico del teleférico.
Reconoció que existen versiones sobre la intención de Furman de retomar la presidencia, pero explicó que "es imposible, porque la fundación es una entidad de derecho civil, que no pertenece a su familia".
Dijo que la investigación en marcha se originó por "un faltante de dinero" en el ejercicio anterior y la supuesta adulteración de documentos. El juez actuante es Miguel Gaimaro Pozzi, quien ya incorporó abundante prueba y tomó varias declaraciones.
   
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