Viernes 16 de mayo de 2003

 

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Menem está deprimido, pero no piensa dejar la política

  El día después de bajarse, se recluyó en La Rioja casi en soledad
 
  La Rioja– El ex presidente Carlos Menem es hoy la fiel imagen de la derrota que, sin embargo, quiso evitar a toda costa al bajar su candidatura y no dar pelea en las urnas a Néstor Kirchner.
El día después de su renuncia no fue uno más para el ex mandatario riojano: embargado por la tristeza y casi en soledad, se recluyó entre los lugares comunes de su memoria en La Rioja y en su pueblo natal, Anillaco. Sólo un puñado de amigos le hicieron el "aguante"; entre ellos, el incondicional Alberto Kohan.
Menem amaneció en la residencia del gobernador Angel Mazza tras pasar una noche en la que, sus íntimos aseguran, pudo dormir unas cuantas horas de corrido. "Me saqué un peso de encima", le dijo ayer por la mañana el ex candidato a un estrecho colaborador riojano, según confiaron desde el entorno de Menem.
Partió al mediodía hacia el pueblo que lo vio nacer, aunque hizo un par de escalas que contribuyeron a levantar su ánimo alicaído, estado que fue admitido a la prensa por alguien que suele ser casi su sombra: "Está triste", confesó.
A bordo de una camioneta 4 x 4, escoltado por otra similar y un par de vehículos de custodia, Menem tomó la ruta 75 con destino a Anillaco, pero se detuvo en el kilómetro 67, en un paraje bautizado "Descanso Algarrobal", donde él y su pequeña comitiva almorzaron cabrito y jugaron unos partidos de pool.
Afuera de aquella hostería, entretanto, bajo una leve llovizna y un frío de montaña, cuatro simpatizantes del riojano más famoso desplegaron una bandera que rezaba: "La vida por Menem".
Seguidos por una decena de autos de prensa, el ex presidente evitó las cámaras en todo momento hasta que llegó a su segunda escala del viaje a Anillaco: la Granja Zoo Aminga, que era propiedad de su fallecido hijo Carlitos, donde rezó una oración dentro de una pequeña capilla construida en la finca y, luego, se mostró a los fotógrafos enfundado en un mameluco blanco.
Este vestuario tenía, claro está, una razón de ser: estaba en el tambo de la Granja. La razón habría que buscarla mirando la composición de la escena, con su incondicional amigo Kohan vestido de igual mameluco entre las vacas.
Los guardapolvos blancos parecen haber sido un mensaje hacia dentro de lo que queda del menemismo. Ocurre que el ex secretario general de la Presidencia fue el que más peleó para que Menem no bajara su candidatura y, sin embargo, allí estaba, el día después, formando parte de una reducida comitiva que integró también el médico personal del ex jefe del Estado, Alejandro Tfeli.
El ex candidato partió luego rumbo a la casa de su amigo Carlos Spadone, el empresario que lo hospeda en Anillaco desde que su hija le prohibió usar "La Rosadita". Pero hizo antes una parada más: la bodega familiar ubicada a escasos cien metros de su residencia.
Su ánimo parecía ya recuperado, aunque seguramente el ex mandatario habrá tenido que distraer, para ello, la mirada cuando ingresó a "su" Anillaco del alma y se cruzó con un pasacalles que todavía proclamaba: "Carlos Menem, Presidente 2003". (DyN)
   
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