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Pese a la rápida victoria obtenida en Irak, el talón de Aquiles de Walker Bush es la economía. La situación económica actual mantiene una notable similitud con la que vivió su padre, quien luego de la guerra del Golfo contra Saddam Hussein a principios de 1991, perdió la presidencia frente a Bill Clinton en noviembre de 1992, ante la rebelión del electorado que le reprochó no interesarse lo suficiente por la mala situación económica del país. Bush(H) no quiere cometer el mismo error. Fiel a la táctica que le dio tan buenos resultados en las elecciones legislativas de medio mandato de noviembre pasado, recorre el país multiplicando los discursos, en momentos en que el desempleo alcanza 6%, el nivel más alto desde 1994. Su mensaje es simple: "El plan que propuse (al Congreso) creará más de un millón de empleos de aquí al fin del año próximo gracias a las reducciones de impuestos inmediatas para los hogares y las empresas estadounidenses", repitió el sábado en su audición radial semanal. Como durante la guerra en Irak, el plan de campaña ilustra los métodos de su consejero político Karl Rove. La gente quiere que le propongan cambios importantes, significativos. No quiere asimilar la micro política", afirma Rove en declaraciones a la revista The New Yorker. Pero el plan de reducción de impuestos y de reactivación económica de la Casa Blanca encuentra fuerte resistencia en el Congreso. La oposición demócrata -que considera que el plan favorece principalmente a los ricos- recibe el apoyo de los republicanos moderados para reducir los 726. 000 millones de dólares en 10 años de exenciones de impuestos propuestos en enero por el presidente Bush. (DPA)
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