Miércoles 26 de marzo de 2003
 

Dramática experiencia de joven allense enferma

 

Viajaba a Roca para dializarse y quedó varada en la ruta.

 
Karina Aburto contó que pasó momentos de verdadera angustia, sola y descompuesta en la ruta 22 y sin hacerse la diálisis.
ALLEN (AA).- Una experiencia dramática le tocó vivir a una joven de esta ciudad que padece una insuficiencia renal crónica y que periódicamente debe viajar a Roca para realizarse diálisis. Karina Aburto se dirigía en un micro de Ko-Ko hacia Roca cuando, a mitad de camino, se descompuso, se bajó del colectivo y quedó varada en medio de la ruta 22 -según denunció ayer- porque el micro siguió su marcha sin ella.
Su familia indignada radicó una exposición policial y manifestó sus quejas ante la empresa de transportes interurbanos.
El chofer se defendió ante la firma y también dejó sentada su versión ante la policía, pero desde la firma local se informó que se desafectó preventivamente al trabajador.
El lamentable episodio ocurrió durante la mañana del lunes.
La joven salió de su casa a las 10 porque tenía turno en el Centro de Enfermedades Renales de Roca a las 11, pero llegó allí recién pasado el mediodía y pudo hacerse la terapia por la tarde.
Sus familiares manifestaron su profundo malestar y su padre radicó la denuncia ante la Comisaría Sexta por el presunto abandono de su hija en la zona rural.
"Fue una experiencia horrible. Estaba muy mal, descompuesta, se me había bajado la presión y no tenía a nadie, ni adónde ir. Cuando me bajé del colectivo porque iba a vomitar, no pensé que me iba a dejar ahí", contó ayer la chica, todavía nerviosa y acompañada por su madre.
"Tres veces por semana tengo que ir a hacerme las diálisis y viajaba en colectivo porque nunca había tenido problemas". La joven debió caminar alrededor de dos kilómetros sobre la banquina de la ruta y luego pidió auxilio en una chacra, aseguró.
Karina Aburto tiene 24 años y vive junto a su marido y su familia en el barrio 150 Viviendas de Allen.
Desde hace unos cinco años le diagnosticaron un cuadro de insuficiencia renal crónica y desde ese entonces debe realizarse diálisis tres veces por semana. Para esto viaja en micro a un centro especializado en Roca.
El lunes, como es habitual para ella, tomó un colectivo de la empresa interurbana Ko-Ko.

Lo ocurrido

"Tenía turno para las 11, entonces salí a las 10, pero el colectivo no pasó. Entonces me llevaron a la terminal y tomé el de las 11 que iba por ruta 22. Ya habíamos pasado Guerrico y empecé con ganas de vomitar, entonces me fui hasta donde está el chofer. El paró, pero no pude ni hablar y me bajé y vomité casi en la escalera", señaló angustiada Karina.
"Estaba tan descompuesta –añadió la joven– que no pude decirle nada. Pero apenas me di vuelta vi que me dejaron, y hasta la gente me miraba por la ventana. Me asusté mucho y los médicos me dijeron que corrí muchos riesgos".
Según el relato de la chica, "en ningún momento me preguntaron nada sabiendo que soy discapacitada, porque le mostré el pase que tengo donde dice que voy de Allen a Roca y soy discapacitada. Fue algo muy feo lo que me pasó y lo cuento porque no quiero que a otros les pase lo mismo", explicó indignada.
   
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