Domingo 16 de marzo de 2003
 

Contexto: Un proceso que está cambiando la estructura agrícola del país

 
  El experto en Mejoramiento Genético Vegetal de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Walter Pengue, explicó el proceso que llevó a la soja a ocupar un lugar preponderante en la producción agrícola del país.
"Lo que está pasando en esta última etapa en la Argentina es un cambio muy profundo de un sistema que en el país tuvo un desarrollo muy importante, que es el sistema de rotaciones agrícologanaderas, que permitía la recuperación del suelo y el mantenimiento de su fertilidad", señaló.
"Este cambio se da -continuó- especialmente en el momento en que se abre la economía argentina al flujo y al ingreso de insumos externos y maquinaria, cuando se iguala el dólar y el peso; eso tuvo su aspecto de utilidad porque en algunas situaciones se permitió el ingreso de nuevas tecnologías, pero por otro lado se ayudó a destruir la incipiente industria de maquinaria agrícola nacional".
Comentó el especialista que este proceso llevó a que "en todas las zonas de producción de máquina agrícola argentina, en estos momentos, no se encuentra nada, justamente por el quiebre de la industria", por lo que se volvió a "una primarización de la producción, que llevó a un planteo de agricultura continua".
Explicó que la agricultura continua, a diferencia del método de rotación, es cultivo sobre cultivo, casi sin dejar descansar al suelo, y en muchos aspectos en forma recurrente el mismo cultivo.
En este marco, expresó que "uno de los problemas que potencialmente puede suceder es un agotamiento del suelo, por lo que se busca contrarrestar promoviendo la incorporación de fertilizantes sintéticos, que en muchos casos tenemos que importar".
"Entonces -agregó- por un lado estamos perdiendo fertilidad natural, y por otro lado comenzamos a adquirir fertilizantes que son importados por las mismas empresas que venden al productor la semilla, y todos los insumos que necesita".
A su vez, "algo quizá más complejo es que no todos los productores tomaron las mismas tecnologías de la misma manera; hay un proceso diferencial que obliga, por el tema de la primarización agrícola, a un incremento muy fuerte de la escala productiva", precisó.
Destacó que "entonces se necesita cada vez más campo para sostenerse en el sistema, y por eso los pequeños y medianos productores terminan con grandes niveles de endeudamiento y no pueden sostenerse en el sistema para hacer frente a sus deudas; pierden sus campos y esos campos pasan a manos de establecimientos más grandes".
Asimismo, en este desplazamiento hacia la soja y hacia el sistema de la siembra directa, "la Argentina pasó a ser el país que más fuertemente ha adoptado este sistema, en todo el mundo".
En este contexto, Pengue destacó que "la Argentina se convirtió en los últimos cinco años en un país productor de transgénicos, y estos cultivos están siendo cuestionados en todo el mundo", lo que crea a la vez serios riesgos sanitarios y económicos. Finalmente, otra de las consecuencias de este cambio es que el país "está perdiendo la posibilidad de identificarse claramente como un productor de alimentos orgánicos que son los más demandados por el mundo", expresó Pengue.
   
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