Sábado 15 de marzo de 2003
 

"Queda entre nosotros", dijeron los párrocos

 
  NEUQUEN (AN)- Los diferentes párrocos que se desempeñan en esta ciudad y el interior de la provincia, junto al obispo Marcelo Melani, coincidieron al despedir a Juan San Sebastián: "El queda entre nosotros, su partida no es una pérdida".
El obispo Melani señaló durante la misa que "Juan era un hombre feliz porque siempre dio y recibió; por eso era feliz y por eso siempre sonreía".
En tanto el padre Fernando, del barrio Villa Ceferino, indicó que su muerte no es "una pérdida sino una ganancia, porque ahora está en plenitud".
Agregó que aunque "ahora no esté físicamente, dejó una herencia de un valor incalculable para toda la comunidad".

Duelo provincial

En tanto el gobierno provincial declaró ayer duelo provincial hasta hoy, debido al fallecimiento del sacerdote San Sebastián.
Por esta razón, las banderas nacional y provincial permanecerán izadas a media asta en los edificios públicos.
Por otra parte hoy a partir de las 10.30 está previsto el inicio de la procesión para acompañar el cortejo fúnebre al cementerio local.
Si bien Melani no precisó cual será el lugar donde descansará su cuerpo, distintos trascendidos señalaron que será en la capilla San Cayetano, ubicada en Parque Industrial.
Por su parte las escuelas de Parque Industrial suspendieron ayer sus clases.

Dos gobernadores en la ceremonia de ordenación

NEUQUEN (AN).- El 29 de junio de 1966, día de San Pedro y San Pablo, Juan San Sebastián fue ordenado sacerdote de Neuquén. La suya, fue la primera ordenación sacerdotal en esta provincia.
La antesala de la ceremonia para su ordenación, estuvo signada por los acontecimientos registrados el día anterior en Buenos Aires, donde los militares -encabezados por el general Juan Carlos Onganía- habían derrocado al presidente radical Arturo Illia.
Tal como lo relató en su libro "Don Jaime De Nevares, del barrio Norte a la Patagonia", Juan San Sebastián tuvo que superar algunas dificultades que surgieron como consecuencia del golpe militar para dar por consumado su nombramiento.
"En el pequeño Neuquén de esa época, esta primer ordenación sacerdotal era un acontecimiento extraordinario", relató Juan San Sebastián en el libro.
"Prueba de ello fue que el cura párroco de la catedral, padre Enrique Monteverde, había conseguido que el gobierno provincial declarara feriado en la ciudad esa tarde y que la Asociación de Comerciantes hiciera lo mismo".
Los inconvenientes surgieron porque los funcionarios de gobierno que fueron invitados inicialmente a la ceremonia ya no estaban en el poder el día de la ordenación.
"El obispo tomó la decisión de que, con el padre Ciro, fuéramos a ver al gobernador depuesto, Felipe Sapag, y le reiteráramos la invitación. Así lo hicimos y por eso en la Catedral estaban en los primeros bancos, el gobernador saliente y señora, y el militar entrante como interventor", explicó el padre en su relato. "En tiempos posteriores no hubiera habido lugar para el militar golpista, porque invitado no fue", concluyó.

   
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