Miércoles 5 de marzo de 2003

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Las ideas que ya se tienen

 

Cómo hablar en las aulas de la inminente guerra

 

Educadores cuentan por qué hay que tratar la actualidad en clase.

 
En el aula, primero, se parten de las ideas que tienen los niños sobre la guerra; demostrán-dose así que ellos piensan por sí mismo sin que se lo pidan. Pero esto no alcanza. Es ahí donde entra a tallar el docente.
Estos son días ideales para invitar a algún abuelo que escapó de la II Guerra Mundial para que hable de ella a los chicos; o bien acercar a algún auténtico excombatiente de Malvinas y que también haga lo mismo. Juntos, o por separado.
"Así, nuestros alumnos sabrán, también en vivo y en directo, lo que la guerra provoca: abusos y violaciones de los derechos humanos; sufrimientos y pérdidas de vida humana; destrucción de la estructura económica y social; devastación del medio ambiente; chicos huérfanos....padres sin hijos...migraciones...más pobreza", plantea Cecilia Braslavsky a los maestros para trabajar en las aulas, ante la inminente guerra de EE.UU. contra Irak.
"La gravedad del horror no permite que como docentes seamos meros espectadores de algo que pasa en algún lugar remoto. No es así. Esto incumbe a todo el mundo. Debemos sí o sí ser más activos en nuestras respectivas escuelas; además, obviamente, de tener la obligación de responder y contener las preocupaciones de nuestros alumnos", acota la prestigiosa educadora consultada por "Río Negro".
Para Alberto Iardelevsky, subdirector de Gestión curricular y formación docente del ministerio de Educación de Nación, este es el momento ideal para reforzar los valores que desde siempre trabajó, transmitió y reforzó la escuela, en gran medida:
• el derecho a la vida,
• el respeto por la diferencia,
• la convivencia democrática y
• la aceptación a las pautas del diferente.
Lo bueno de la escuela, insiste el funcionario ante este diario, es que es una de las pocas instituciones que siempre apuesta a brindar una mirada más esperanzadora del futuro. "Todos los días, hora a hora". Hasta con personal mal remunerado y maltratado.
Iardelevsky recuerda que los ejes para abordar la guerra son también lindantes a otras temáticas donde la violencia y la intolerancia aparecen con fuerza. Por lo tanto, en las currículas escolares están presentes las clases de reflexión analítica y crítica sobre los procesos de negociación, la importancia del diálogo, la complementariedad de lo diverso y diferente; además de las secuelas de todos los procesos de destrucción, como las víctimas, la pobreza... "Como se ve, todas estas realidades no son solo pertinentes a la inminente guerra EE.UU.-Irak. La prepotencia y el aniquilamiento de los más fuertes sobre los más débiles son moneda corriente en los tiempos que corren", agrega.
Para ver esto, la escuela sigue siendo el ámbito ideal para analizarlo. Porque así como se parte de la premisa "una escuela para todos" se continúa con lo de "un mundo para todos".
Promover debates, toma de posiciones, análisis y llegar a conclusiones es un buen método para dar respuesta a las preocupaciones de los niños, expresa Iardelevsky. "Más lecturas de diarios, armado de asambleas entre los niños; vista de arte producido por niños que vivieron recientemente la guerra, como en Yugoslavia; escuchar el relato de gente que vive en nuestra comunidad que pasó por esta experiencia... son infinitas las oportunidades que se pueden crear para abordar este tema", suma Braslavsky.
"De todos modos hay un programa para cumplir: no todo es tan fácil y ligero como parece", aclara Nilda Bonacchi, profesora de Historia y docente en el Instituto de Formación Docente de Roca.
-¿Pero el programa a cumplir es tan estricto como para no dejar unas horas a tratar un tema de actualidad, como es la guerra? El chico lo va a ver en la tele, lo escucha a sus padres...
- Obvio que no, pero lo que digo es que hay que ligarlo a lo que indica la currícula. Por ejemplo: si toca abordar la cuestión de la familia, una buena aproximación es ver cómo quedan las familias después de una guerra, y compararlas con la de uno y las que conoce...La idea de los niños es que el mundo social siempre fue como es ahora: no tiene concepción sobre cambio, evolución o proceso de la historia. Por lo tanto hay que ser muy cuidadosos. (Ver recuadro "Una experiencia")
Conclusión, según Beatriz Aisenberg, especialista en Didáctica de Estudios Sociales para la escuela primaria: muchos trabajos consisten en copias y rejuntes de información sin una verdadera interacción entre los niños en torno de los significados de dicha información. Es así como quedan afuera las significaciones que dan los niños a los contenidos: cómo lo interpretan, qué problemas o preguntas se plantean. "Quedan fuera los niños mismos", sostiene.
No vaya a ser, entonces, que por menguar las preocupaciones de los chicos sobre la guerra, por un mal trabajo en el aula, queden más desorientados y atemorizados que antes. Así, la paz habrá perdido una vez más, coinciden los educadores consultados.

Horacio Lara
hlara@rionegro.com.ar
   
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